«Me da miedo porque hay una gasolinera cerca»

Entre quienes aún están cerca de la zona de seguridad perimetrada, se encuentra María Orte, que relata a EL CORREO cómo le ha sorprendido el suceso. «Estaba rezando en una parroquia de esta zona y he salido al oír una fuerte explosión. Al ver que la columna de humo era tan grande me he asustado», ha confesado.

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Como ella, numerosas personas, entre vecinos, trabajadores y estudiantes de la zona, que miran con temor las llamas y presencian el sonido de las explosiones. Algunos hacen hincapié en el hecho de que cerca del epicentro del incendio hay una estación de servicio; así como un supermercado de la cadena Lild que «acaban de inaugurar hace poco».

«Yo he salido de trabajar en Júndiz a las dos de la tarde y ya se veía la gran columna de humo. Me da miedo porque hay una gasolinera cerca», subraya desde el lugar Diogo Manuel Días, vecino de la zona.

Aritz Valle, portavoz de la asociación de vecinos de Abetxuko (Uribe Nogales) ha relatado, además, que ya se dejan ver en los jardines y patios de sus viviendas «muchísima ceniza», consecuencia de esas llamas de grandes dimensiones. «Esto es inviaible», censura. Lo dice, sobre todo, porque estos residentes ya habían alertado en otras ocasiones de las «molestias» que causaba la fábrica LEA al barrio. Estos mismos medios insisten que este tipo de empresas «no deberían estar próximas al centro urbano». Por otro lado, les preocupa que se han vuelto a quedar «aislados», ya que el tranvía no funciona y el Puente de Abetxuko también está cerrado.

Por su parte, en Lakua-Arriaga, otra de las zonas más próximas al suceso, Ángel Lamelas, el presidente del colectivo de residentes (Ipar Arriaga) señala que «es preocupante que volvamos a tener que sufrir las consecuencias de este tipo de incendios, cuando en abril ya nos afectó el de Onaindia». En su caso, el distrito está en plenas fiestas y «hasta que no tengamos claro si la nube de humo es tóxica no cancelaremos los actos».