
Con la cabeza alta
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Anñalisis ·
Un equipo que juega con tanta personalidad como lo hizo el Athletic está destinado a ganar muchos partidosEl Athletic se había olvidado de perder y este sábado tuvo que hacer memoria de la forma más amarga tras un partido en el que ... de ninguna manera mereció caer derrotado. La madera le negó por tres veces el gol que le hubiera dado al menos el empate. Así son las cosas en el fútbol y así hay que tomarlas. Hace cinco meses la derrota llegó en Girona después de ser incapaces de marcar hasta en tres ocasiones desde el punto de penalti. Ahora fue la madera la que negó ese gol también por tres veces, como si sobre el Athletic pesara una maldición bíblica.
Estará contento Simeone. Su equipo ha sumado los seis puntos de esta temporada ante 'el Bilbao' sin merecerlo en ningún caso; como mucho, y haciendo memoria y un recuento de ocasiones, tanto en San Mamés como en el Metropolitano, la cosa se hubiera podido resolver con dos empates. Hubiera sido más justo, pero hablar de justicias o de injusticias en el fútbol es tan ocioso como hablar de méritos. Se trata de marcar goles y este sábado el Athletic se quedó en blanco, primero porque Oblak pudo con Iñaki Williams en un mano a mano, y después porque el poste repelió un cabezazo de Prados y el larguero hizo lo propio con dos disparos del propio Iñaki.
Es el fútbol, un juego en el que la fortuna siempre puede jugar un papel decisivo, y este partido fue una moneda al aire que cayó de cara para el equipo local después de 90 minutos en los que el fiel de la balanza estuvo casi siempre en equilibrio, sin inclinarse a ninguno de los lados. Fue un choque disputado de poder a poder, por dos equipos que querían un triunfo que certificara sus aspiraciones. Cualquier cosa podía pasar, y pasó lo peor para el Athletic. Tampoco es la primera vez que sale frustrado de este campo.
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La suerte y los imponderables influyen, claro, pero en el fútbol también hay un sitio para la lógica y lo previsible. Simeone terminó encontrando la solución en el banquillo porque dispone de una plantilla enorme con una variedad de registros que le permiten pulsar distintas teclas hasta afinar la nota. Llorente y Julián Álvarez fueron los protagonistas del único gol del partido, en la única jugada en la que consiguieron superar moviendo el balón a la defensa del Athletic, que padeció en ese instante su único momento de flaqueza.
No olvidemos que el Atlético venía de meterle cuatro goles al Barcelona en su propio campo en el partido más espectacular de los últimos tiempos. No es un rival cualquiera el equipo 'colchonero', nada menos que un serio aspirante a ganar la Liga, y el Athletic fue capaz de mirarle a los ojos, tratarle de igual a igual y hacerle sufrir hasta el último aliento, hasta el punto de hacerle acabar pidiendo la hora. Hubo dos partidos en el Metropolitano. El que jugaron durante una hora los dos equipos que eligieron los entrenadores para empezar, y el de la última media hora, con las alineaciones redefinidas tras los cambios. No es casualidad que Simeone hiciera tres de una tacada. Quería cambiar completamente el guion y lo consiguió. Hasta entonces su ataque se basaba en el poderío físico de Sorloth, la velocidad de su hijo y la calidad de Griezmann. Los dos primeros crearon bastantes problemas a la defensa del Athletic aunque un gigantesco Vivián y un no menos eficaz Yeray, bien secundados por Gorosabel y Yuri, bloquearon todos los caminos hacia la portería de Simón.
Entonces todavía la pareja Galarreta-Jauregizar hacía soñar a la afición rojiblanca con un centro del campo fabuloso, aunque a los hombres más adelantados les costaba entrar en juego, porque, entre otras cosas, la defensa del Atlético tampoco es cualquier cosa. Los relevos cambiaron la fisonomía del ataque 'colchonero' y les bastó con un chispazo para incendiar el choque. Eso fue todo.
Alguna vez tenía que llegar la derrota. Y ha llegado cinco meses y 17 partidos después. Hay formas y formas de perder y esta no es precisamente la peor, aunque duela igual e incluso más, por lo inmerecido. Seguro que en el vestuario del Athletic se habrá escuchado después del partido esa consigna que nace de la rabia, la frustración y el orgullo: ¡cabeza alta! Un equipo que juega con tanta personalidad como lo hizo el Athletic está destinado a ganar muchos partidos. El Atlético ha sido una piedra en un camino que todavía conduce a la meta del éxito.
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