El 'ertzaina narco' viajó a Madrid en busca de droga 30 veces en tres meses
Juzgan al agente al que decomisaron 55 kilos de 'coca' en su casa de Galdakao, a un cómplice y a otro policía por revelación de secreto
A.S., el agente de la Ertzaintza al que decomisaron 55 kilos de cocaína en su casa de Galdakao, se sentó ayer en el banquillo ... de la Sección Segunda de la Audiencia vizcaína, junto a un cómplice, D.G., acusados ambos de tráfico de drogas en cantidad de notoria importancia. Junto a ellos, también está procesado otro ertzaina, con el que A.S. trabajó durante cuatro años en la comisaría de Bergara y que en el momento de los hechos trabajaba como 'irrati' (comunicador de radio) en una comisaría vizcaína.
Según se destapó ayer en el juicio, el principal acusado le pidió en varias ocasiones a este último agente que mirara matrículas en la base de datos de la Policía autonómica para filtrar la información a la organización criminal para la que ejercía como 'correo'. La vista oral se celebró por fin después de haber sido suspendida en tres ocasiones anteriores por la nulidad de unas pruebas en una investigación previa de la Guardia Civil. La Fiscalía antidroga pide para el 'ertzaina narco' nueve años de prisión por traficar con droga con la agravante de tratarse de un agente de la autoridad y con la atenuante de sufrir ludopatía.
Según explicó el responsable de la División de Asuntos Internos de la Ertzaintza, durante una auditoría interna detectaron que este policía había realizado «17 consultas y tres de ellas pertenecían a coches policiales». En su opinión, «lo hacía por amistad y no parecía tener conocimiento» de la finalidad de esos datos, ya que el que había sido su compañero -el ertzaina A.S.- justificaba la pregunta porque «había visto merodeando un coche sospechoso por las inmediaciones de su domicilio». La filtración de esas matrículas dio al traste con una operación antidroga. «Las dos organizaciones dejaron de tener encuentros», reveló un responsable de la Guardia Civil por videoconferencia.
Una compañera 'irrati' y una mando presentadas como testigos por la defensa explicaron que se trata de una «práctica habitual» entre los policías, la de preguntar a la base por placas que les resultan sospechosas y, confirmaron, que si no se deriva una actuación policial tras la consulta, no queda registrado quién solicita la información.
Bombona vacía y caleta
El jefe de la también conocida como DIG explicó que la Fiscalía les ofició para investigar las sospechas sobre «conductas inapropiadas» de dos ertzainas descubiertas por la Guardia Civil, que a su vez investigaba a uno de sus agentes corruptos. El grupo de Drogas de la comisaría de la Ertzaintza en Bilbao ya se encontraba detrás de la pista y asumieron «la parte operativa y el apoyo logístico». A.S. «ya estaba en el radar» de Asuntos Internos desde 2010 por dos expedientes disciplinarios previos, ya que había sustraído dinero y un ordenador portátil, valorado en 1.250 euros, cuando estuvo destinado en la comisaría de Vitoria.
En 2018, el ertzaina fue interceptado en Málaga y en el capó de su Volvo se localizó una bombona de butano vacía, que un perro especializado en detección de drogas marcó como si hubiera contenido alguna sustancia. Año y medio después, en 2019, volvió a ser identificado en la frontera franco-belga conduciendo un vehículo con caleta -escondite-. En ninguno de estos casos, se pudo demostrar su conexión con el tráfico de drogas.
Sin embargo, durante los tres meses que duró la investigación por esta causa, entre junio y septiembre de 2022, «realizó 30 viajes a Madrid de ida y vuelta en el día, a horas intempestivas y entre semana», resumió el jefe del grupo de Drogas de Bilbao. Colocaron balizas en los dos coches que tenía a su nombre y le siguieron a él y a su cómplice en sus traslados a localidades de Cantabria, como Colindres y Limpias, donde realizaban entregas al cabecilla de la organización.
El 'día D', el 28 de septiembre de 2022, observaron cómo los dos acusados extraían del maletero de un coche «una bolsa negra con ruedas muy pesada» y la introducían en la casa de A.S. en Galdakao. Decidieron solicitar una entrada y registro en el domicilio y al día siguiente descubrieron el alijo, 55 paquetes de 'coca'.
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