
Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Me encontraba en el Festival de novela negra de Morella cuando llegó la noticia de que había fallecido un hijo distinguido del bellísimo pueblo del ... Maestrat. José Martí Gómez, escritor y cronista de 'sucesos', abandonó este mundo a los 85 años. Lo sentí un montón. Nos habíamos encontrado muchas veces en diferentes saraos barceloneses, pero fue un día, coincidiendo en un programa de televisión, cuando pudimos charlar largamente sobre crímenes de ficción y crímenes reales. Nos hicieron esperar mucho rato en una salita antes de nuestra intervención, frente a pastas saladas y tazas de café. Decidimos hablar en vez de mostrar impaciencia o inquietud. Era un hombre afable, simpatiquísimo, enormemente sabio también.
El tema por el que nos habían convocado para un coloquio versaba justamente sobre esa diferencia: ¿asesinar en las novelas es parecido a hacerlo en la realidad? Él, que tenía enorme experiencia periodística, lo veía muy claro: no. Matar en la vida resultaba mucho menos interesante, menos glamuroso, más cutre y, al mismo tiempo, trágico. En los asesinatos de sus crónicas la panoplia de móviles se repetía: dinero, pasiones, venganzas y locura, sobre todo, locura. Pero hubo algo en lo que dijo que me llamó especialmente la atención y me hizo pensar. «Por muy despiadado que parezca un asesino, siempre hay que sentir piedad por él». Gran verdad, ¿qué se esconde en la mente de alguien capaz de matar? A menudo, dolor, ignorancia, desequilibrio y siempre: miseria moral. «Sólo por eso, un asesino no merece disculpa, pero sí compasión», añadió.
Quedé sorprendida de que un hombre que profesionalmente había indagado en numerosos crímenes tuviera una idea tan humanista de la cuestión. Nunca practicó el amarillismo ni excitó las bajas pasiones de sus lectores. Siempre fue objetivo y cabal. En tiempos en los que los excesos, desde los titulares hasta el desarrollo de las noticias, parece concitar el interés periodístico, me parece un ejemplo que todos deberíamos seguir. Sin embargo, sus principios suenan a vieja escuela. Hoy en día la competencia entre el aluvión de medios informativos parece dar carta blanca al retorcimiento y la exhibición de la parte oscura del hombre. La piedad quedó atrás. Me parece muy triste.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.