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Un hombre asesinado a tiros revivió para arrostrar a quien le disparó. No se levantó de su sepulcro ni hubo sesión espiritista. Lo que sucedió ... en un juzgado de Arizona se debió a que la inteligencia artificial (IA) creó una réplica de la víctima, Chris Pelkey. En la 'declaración de las víctimas', que pueden hablar directamente al acusado para mostrar sus cicatrices, algo usual en los juicios estadounidenses, se permitió que fuera el sucedáneo electrónico del muerto el que hablara sobre el incidente que le costó la vida, en una discusión de tráfico.
«Es una pena que nos hayamos encontrado ese día en esas circunstancias. En otra vida, probablemente, podríamos haber sido amigos», dijo el falso Pelkey, que lucía una larga, cuidada y pelirroja barba, dirigiéndose a Gabriel Horcasitas, el condenado por homicidios. «Creo en el perdón y en un dios que perdona. Siempre lo he creído y lo sigo creyendo». La intervención de ultratumba sucedió a principios de este mes, en el estado de Arizona (EE UU), durante el juicio que declaró culpable a Horcasitas por homicidio involuntario, con una pena de diez años de prisión.
Que la IA actuara en la sala presidida por Todd Lang y que sus párrafos se incluyeran en la sentencia podría abrir las puertas a nuevas intervenciones de este tipo. El juez dijo luego que la experiencia había sido «genuina» y que le había «encantado», porque «a pesar del enojo y la ira justificada de la familia, escuché el perdón», según los medios locales. La IA no habló frente al jurado, sino después de su decisión y en el momento en que el juez iba a decidir el tiempo en prisión del culpable del crimen cometido en 2021, en un semáforo en rojo de la ciudad de Chandler. Pelkey, que recibió los disparos cuando se bajó de su coche y se encaminó hacia el de Horcasitas.
En realidad, el discurso de Pelkey, cristiano y veterano del Ejército, fue elaborado por los familiares, que afirmaron que habían usado las «propias palabras» de su ser querido, y que se basaron en los vídeos y mensajes de voz de Pelkey, que tenía 37 años cuando falleció. Luego lo volcaron a un programa de IA, para que, junto a un cúmulo de fotografías y retratos, fabricara un vídeo, en el que se eligió que llevara una gorra gris sobre la que reposaban unas gafas de sol. «Un Frankenstein del amor», lo definió su hermana, Stacey. Ella escribió los párrafos, pensando, según dijo, en «qué diría Chris», y que en la corte parecían salir de la boca del hermano.
Aparte del perdón para el homicida, la hermana de Pelkey, a través de su creación tecnológica, también dio consejos para vivir mejor, aprovechar la existencia y amarse unos a otros, porque nunca se sabe cuánto tiempo queda. El debate ético que se abre ahora –que es legal revivir a los muertos en Arizona y quizás pronto también en otros territorios–, es si realmente la víctima hubiera perdonado a su agresor. Aunque salga de sus labios.
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