Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Sin comida se mueren. Y cuando van a por alimentos los matan. Desde el 27 de mayo, más de cien gazatíes han sido asesinados a ... tiros mientras iban camino de los nuevos centros de reparto. Desde esa fecha, cuando Israel levantó el bloqueo a la ayuda humanitaria que mantenía desde el 2 de marzo, la distribución de suministros ya no depende de la ONU sino de la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), una entidad privada impulsada por los gobiernos de Washington y Tel Aviv. Ante la sucesión de incidentes y muertes de estos días, la GHF decidió cerrar este miércoles los puntos de reparto para «mejorar su eficiencia». Esto es, para reforzar su seguridad. El jueves volverán a estar abiertos. Pero en la Franja no sólo mata el hambre. Al menos 18 personas murieron durante un ataque de las fuerzas armadas hebreas contra una escuela de Jan Yunis donde se refugiaban familias de desplazados.
Mientras en las televisiones aparecían imágenes de montones de comida caducada que se pudre en los camiones retenidos en la frontera, los ciudadanos de la Franja se quedaron por un día sin centros de reparto de alimentos. La fundación GHF tomó esa decisión «por motivos de actualización, reorganización y mejora de la eficiencia». Y lanzó una advertencia: «El acceso a estas áreas está prohibido». El ejército israelí lo dijo con otras palabras: «Prohibido circular por las carreteras que conducen a los centros de distribución, que son zonas de combate».
Naciones Unidas y varias organizaciones humanitarias llevan días criticando el funcionamiento de GHF, que tiene su sede en Suiza. Denuncian que incumple las normas internacionales de neutralidad en la entrega de ayuda y consideran que esta fundación es la cabeza visible de un plan para facilitar el control por parte de Israel de los puntos de entrega de alimentos y del destino final de esos suministros.
Durante la jornada de pausa en el reparto se supo, según informó 'The Washington Post', que abandona el proyecto uno de los integrantes de GHF, la consultora estadounidense Boston Consulting Group (BCG). Fue la entidad responsable de fijar las tarifas y de los contratos de la construcción de los centros de distribución. Según esta empresa, lo hizo sin recibir ninguna compensación, pero, según el periódico estadounidense, ha presentado facturas mensuales por valor de más de un millón de dólares.
Aunque los puntos de distribución de GHF se reabren este jueves, la comida llega con cuentagotas y faltan tanto combustibles como medicinas y productos higiénicos. El Programa Mundial de Alimentos de la ONU asegura que los gazatíes «buscan alimentos entre la basura» y que consumen comida caducada. Tienen que racionar el agua potable. No da para beber, cocinar y lavar. Hay que elegir. También los adultos se autoimponen restricciones para dejar algo de alimento a los más pequeños. La ONU recuerda que 71.000 menores y 17.000 madres están en peligro de desnutrición aguda.
Ante esa situación de hambruna generalizada, la gestión de la ayuda humanitaria es clave. Ahora está en manos de GHF, controlada por EEUU e Israel. Tras las más de cien muertes registradas en los accesos a los centros distribución, la ONU y el Reino Unido han pedido que se abra una investigación independiente para aclarar quién está detrás de esos asesinatos. Según el jefe de Asunto Humanitarios de Naciones Unidas, Tom Fletcher, estos incidentes son el «resultado de decisiones deliberadas de Israel».
Mientras, en el paso fronterizo de Kerem Shalom, una treintena de miembros del grupo ultra hebreo TSAV 9 trataron de impedir el paso de ayuda humanitaria a la Franja.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La Rioja
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.