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El País Vasco es uno de los lugares de España en los que menos avanzan, en términos académicos, los los alumnos más vulnerables, aquellos ... con una peor situación socioeconómica. Es lo que se conoce como resiliencia educativa. Los estudiantes del estrato más bajo son poco resilientes.
Un grupo de investigadores ha puesto cifras al fenómeno. Si se analiza al alumnado que se encuentra en el tercio inferior de la escala socioeconómica, sólo el 25% consigue rendir por encima de lo que se espera de ellos, teniendo en cuenta su situación. Euskadi está en el vagón de cola, junto a Canarias y Andalucía, por debajo de la media del país, que se sitúa en el 30%. En el otro extremo se encuentran Castilla y León, Cantabria y La Rioja, que rozan o superan el 40% y encabezan la lista.
Así se desprende del informe 'Resiliencia e igualdad de oportunidades educativas en el ámbito regional', elaborado por la Fundación Ramón Areces y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), con datos del Informe PISA 2022. El estudio, publicado ayer, analiza la resiliencia del alumnado de 15 años más desfavorecido en todo el país.
Una de las principales conclusiones es que no se trata de una cuestión de dinero. Euskadi es la comunidad que más invierte al año por alumno, más de 10.000 euros según señala el informe (los datos del Gobierno vasco lo rebajan a 7.400, pero aun así sigue siendo la que más gasta). «A partir de cierto nivel de recursos, no se trata ya de cuestiones cuantitativas, sino de qué haces con el dinero, cómo lo inviertes», explica Lorenzo Serrano, investigador del IVIE y coautor del estudio para la Fundación Ramón Areces.
25,7% del alumnado más vulnerable tiene un rendimiento superior al esperado, la segunda cifra más baja del país.
Hay varios factores que dificultan a los vulnerables «superar las expectativas académicas». La más evidente y demostrada con datos empíricos, es el entorno socioeconómico y cultural. Pero hay otros, como el hecho de haber repetido curso, haber sufrido acoso escolar, el apoyo familiar, la propia personalidad del alumno y las expectativas que tiene (si quiere ir a la universidad o no, por ejemplo), ser chico o chica (ellos rinden mejor en matemáticas y ciencias y ellas, en lectura) o si se trata de alumnado inmigrante.
Estos últimos, sobre todo si son de primera generación (es decir, que nacieron en su país y luego vinieron a España) son los que lo tienen más complicado. Su nivel de resiliencia, esto es, de superar el nivel que se espera de ellos, es inferior al de los nativos. No sucede lo mismo, más bien al contrario, con los estudiantes inmigrantes de segunda generación, que son los de padres extranjeros pero nacidos en España.
Otro factor de peso es el tipo de centro. Los alumnos vulnerables matriculados en colegios concertados mejoran más en su rendimiento académico que los de la red pública. Esto enlaza directamente con la segregación escolar. La pública, en términos absolutos, acoge en Euskadi al doble de vulnerables, por lo que sus alumnos lo tienen más difícil, por el propio entorno, para progresar.
Y así se llega a la situación de Euskadi, la segunda comunidad, sólo por detrás de Cataluña, que más segrega a los estudiantes extranjeros. Esto ayudaría a explicar, en parte, el pobre dato de resiliencia, según expone Serrano. «La segregación afecta más a los alumnos desfavorecidos, por definición», subraya. Educación introdujo hace ya dos cursos medidas para tratar de revertir la situación mediante la reserva de plazas para vulnerables en todos los centros, también en los concertados.
El otro gran factor tiene que ver con la lengua vehicular. En el País Vasco más del 70% del alumnado estudia en euskera. Y el idioma, según el experto, tendría cierta influencia en las notas. El investigador esgrime un dato para sostener esta hipótesis. Los estudiantes extranjeros escolarizados en Euskadi obtienen en matemáticas unos resultados en la media del resto de escolares. Sin embargo, se desploman en materias como la lectura y las ciencias, disciplinas «donde la comprensión lectora es mucho más importante que en matemáticas», abunda Serrano. «En esos resultados seguramente algo tiene que ver la lengua de aprendizaje», señala.
Estos datos ahondan en una de las conclusiones que ya arrojó el Informe PISA 2022, publicado en diciembre del año pasado. Los alumnos extranjeros en Euskadi obtuvieron las peores calificaciones de España en cada una de las tres materias analizadas, matemáticas, ciencias y lectura. La brecha con sus compañeros autóctonos también fue la más grande del país en la primera disciplina.
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