Seis gráficos que muestran cómo las olas de calor llegan antes y son cada vez más largas
El actual episodio de calor extremo en la península es el más temprano desde 2022 y el número 12 acontecido en un mes de junio desde 1975
La primera ola de calor de 2025 se ha registrado en el mes de junio más cálido en 64 años y los datos muestran que esta situación, la de que la población aguante episodios de calor extremo, es cada vez más temprana, más larga y con una mayor anomalía.
De las 76 olas de calor que se han producido en España desde 1975, contando la primera de 2025, en 12 ocasiones el primer día se ha registrado en el mes junio. Es poco más de 15% del total, pero su número se ha incrementado con los años. De hecho, no se registró ninguna ola en junio de 1981 a 1994, hubo tres en los siguientes 13 años y desde 2011 han ocurrido siete.
Si bien esta es la más temprana desde 2022, es también la segunda más tardía de las que se han registrado en junio. En 1981 la ola de calor comenzó un 11 de junio y en 1994 un día 29.
En un análisis ofrecido por Meteoclimática a través del blog de la Agencia Estatal de Meteorología, donde toman en cuenta los datos de la entidad pública sobre olas de calor en los últimos 50 años, se referencia que «este fenómeno se ha adelantado y extendido en el tiempo para convertirse en algo no tan poco común en este mes».
Al sumar los días de calor por mes registrados entre 1975 y 2024 (no se tiene en cuenta la actual ola de calor) se observa cómo las celdas se colorean cada vez más y cada vez con colores más intensos.
Hay que tener en cuenta que, según la Aemet, «se considera ola de calor un episodio de al menos tres días consecutivos, en que como mínimo el 10 % de las estaciones consideradas registran máximas por encima del percentil del 95 % de su serie de temperaturas máximas diarias de los meses de julio y agosto del periodo 1971-2000». Y si en el gráfico hay celdas en las con uno o dos días quiere decir que esa ola se extendió entre el final de un mes y el principio de otro.
Eso muestra la evolución de dos de los fenómenos descritos al inicio de este reportaje: que cada vez es más habitual que las olas de calor sucedan en el mes de junio y que la duración de estas, sobre todo en julio y agosto, ha aumentado considerablemente.
El tercer valor en cuestión es la anomalía de la ola, que la Aemet calcula como la media de las anomalías máximas de las temperaturas registradas en las estaciones durante la ola de calor con respecto a su temperatura umbral. Un dato que comparable cuya tendencia ha ido al alza en los últimos 50 años.
Una tendencia que parece no corresponderse directamente con la evolución de la temperatura máxima registrada en cada ola. Aunque eso tiene una explicación.
Explica la Aemet que «si bien la temperatura máxima de la ola es un indicador de la intensidad de una ola de calor, está muy influenciada por las estaciones que la registren, de manera que olas de calor que afecten solo al sur peninsular tendrán en general valores más altos que las que se extiendan también por el norte o solo por el norte, por lo que a la hora de valorar la intensidad de una ola de calor es mejor indicador la anomalía de la ola».
Entre 1975 y 1984 había provincias en el norte peninsular que ni siquiera registraban este tipo de episodios y el número máximo se registró en Almería (8), Málaga (7) y Jaén (7).
La siguiente década el máximo subió a las 14 olas registradas en Valladolid o las 13 de Huesca y Salamanca.
El máximo entre 1995 y 2024 fue cinco por provincia, bastante repartido en el centro peninsular.
Subió a los 11 de Ciudad Real o los 10 de Soria entre 2005 y 2014.
Y en la última década el máximo de 29 olas de calor registradas en Cuenca o las 25 de Cádiz multiplican por cuatro y por ocho los episodios registrados en estos mismos territorios hace 50 años.
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Así, al pintar cada provincia con la escala de color se observa cómo el aumento de las olas de calor se da en todo el territorio, sobre todo en la última década.
En total, Cuenca ostenta el máximo de olas de calor registradas desde 1975, con datos hasta 2024, seguida de Ciudad Real (53) y Valladolid (52). En el otro extremo, Bizkaia, que según los datos de Aemet no se vio afectada por una ola de calor hasta julio de 1989, ha sufrido desde entonces seis de estos episodios.
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