La reforma de General Álava será más ambiciosa para mejorar su estética en 2026

La vida en una de las principales arterias comerciales de la ciudad cambió por completo en 2008 por el enorme impacto que provocó la implantación de los raíles. La convivencia entre los vehículos de transporte urbano y los viandantes nunca ha resultado sencilla desde entonces. Eso por no hablar de la percepción generalizada de haber estropeado estéticamente una de las calles más reconocibles de toda la ciudad. En este contexto, la fallida reforma del firme del pasado agosto derivó en unas duras críticas de la ciudadanía que hasta la propia Maider Etxebarria acabó haciendo suyas al calificar como 'collage' la obra final. La regidora socialista exigió una rectificación a Euskal Trenbide Sarea (ETS) ante la desigual imagen que ofrecía el asfaltado.

Dos meses después, Gobierno vasco y Ayuntamiento anunciaron la suscripción de un convenio para que ETS acometiese la reforma de la zona comprendida entre la parada de Parlamento y la calle La Paz, con un recorrido de 550 metros y un presupuesto de 2,5 millones de euros, a los que habrá que añadir el IVA. Una actuación de calado que va mucho más allá de la renovación del pavimento y que buscará que todos los elementos urbanísticos que componen la zona se integren de una forma mucho más armoniosa.

En el momento en el que se presentó la iniciativa no se marcaron plazos para la puesta en marcha de las obras. Las propias premisas de la Administración son las que marcan los tiempos y casi nunca son rápidos. Así, el pasado viernes 30 de mayo el Ejecutivo autonómico cerró el plazo de recepción de propuestas de redacción del proyecto al segundo intento, tras quedar desierta la primera convocatoria. A partir de aquí, quien resulte adjudicatario tendrá cuatro meses para elaborar el plan de actuación.

Eso sí, después de las quejas por el «parcheo» al que se sometió la calle el pasado verano, desde el Gobierno vasco se tiene claro que es mejor proceder a una actuación «bien estudiada y consensuada con el Ayuntamiento» vitoriano para la mejor integración del tranvía en su entorno. Y, en busca de las mejores soluciones, se procederá a un análisis exhaustivo por parte de los técnicos de ETS y también del Consistorio para posteriormente, con el proyecto diseñado de forma colaborativa ya en mano, proceder a la contratación de las obras.

Porque la actuación va a ir mucho más allá de la optimización del firme que ya se realizó el pasado año, cuando se procedió a la eliminación de arquetas y a la reducción del ruido provocado por los vehículos circulantes. Ahora va a entrar de lleno en la mejora de la estética visual de toda esta zona. Y también en la reparación de algunos de los problemas que se presentan en el trazado, como su drenaje o el cambio de las vías en la curva del recorrido en el cruce con la calle Fueros, donde se encuentran mucho más desgastadas.

Por la magnitud de la intervención, desde el Departamento de Movilidad Sostenible se hace especial hincapié en ir de la mano del Ayuntamiento. Tanto en la definición del proyecto como también en los plazos más adecuados para proceder a las obras sin que supongan un menoscabo importante para el comercio y las rutinas de los vecinos. Porque, hay que tenerlo claro de antemano, las afecciones con una intervención de semejante calado van a ser relevantes. Y desde Lakua se remarca que en las actuaciones en zonas céntricas siempre se tiene una sensibilidad especial para no interferir en fechas muy señaladas, como puede ser por ejemplo la campaña de ventas navideña.

La única fecha fija a estas alturas, así lo determina el propio pliego de contratación, es la que marca que el cambio del pavimento tiene que realizarse en el mes de agosto, a la conclusión de las fiestas de Vitoria, y con una duración máxima de tres semanas. Ahí se fijará el cierre total a la circulación, con la única excepción de los convoyes del metro ligero que tendrán que atravesar este punto crítico para salir y regresar de las cocheras y poder ofrecer el servicio en la zona este.

La pretensión es que en torno a esa actuación en el firme se desarrollen el resto de intervenciones que se plantearán, buscando siempre la mejor manera de ejecutarlas sin que causen un perjuicio importante al día a día de quienes viven o trabajan en el centro. Porque las afecciones a la movilidad van a ser importantes en una arteria que soporta una enorme carga de tráfico de transporte urbano -más de 700 tranvías y autobuses la cruzan al día- que, en el caso de los vehículos de Tuvisa, habrá que redirigir.