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Balmaseda ha revivido este Viernes Santo una de las citas «más emotivas» y famosas de la Semana Santa vizcaína. La villa encartada ha dado marcha ... 2.000 años en el tiempo para recrear el martirio que sufrió Jesús durante sus últimas horas de vida antes de ser crucificado en el monte Calvario. Este año ha sido Fabio Orrantia, de 27 años, quien ha dado vida a Cristo. «Ahora lo importante es disfrutar del momento. Llevo desde noviembre de 2023 dejándome el pelo largo», decía mientras un maquillador le 'borraba' un tatuaje del brazo en un frontón abarrotado de vecinos que ultimaban los detalles antes de salir a escena. «Es la primera vez que tenemos que tapar un tatuaje», se reía. Aunque asegura no estar muy nervioso, sí tiene «respeto» a las tres caídas. «Son 70 kilos de cruz y yo peso 69. ¡A ver quién puede con quién!».
Desde primera hora de la mañana, miles de visitantes aguardaban expectantes la llegada de Jesús en una Pasión Viviente que traspasa fronteras y que cada año congrega a cerca de 50.000 visitantes. «Es la segunda vez que vengo a la procesión. La primera me encantó y procuro venir muy pronto para poder grabarlo todo con el teléfono», decía emocionada Marian Méndez, vecina de Bilbao.
Decía hace unos días el alcalde de Balmaseda, Alfonso San Vicente, que la Pasión Viviente es una experiencia que se queda «grabada para siempre». Y así ha sido para muchos visitantes, pero también para los propios protagonistas. Nelson Terán y Mariela Tobar confiesan sentirse «entusiasmados». Nacidos en Ecuador, viven en Bilbao desde hace 23 años, pero nunca antes habían asistido a la procesión. «Habíamos escuchado hablar muy bien de la procesión y nos hemos animado. Nos ha encantado», dice Nelson acompañado de sus dos hijos.
La espectacular procesión arrancó pasadas las 9.30 horas con el juicio en el que Poncio Pilato después de un largo debate condena a Jesús a la cruz a petición del pueblo tras el suicidio de Judas. Ante una enorme expectación y a ritmo de tambores uno de los momentos más emotivos ha sido la primera de las tres caídas de Jesús. Con la cruz a hombros y la corona de espinos sobre la cabeza su cuerpo flagelado se ha derrumbado contra el suelo. «Ha sido super realista», decía Mariela.
La comitiva estaba formada por 650 residentes, la mitad convertidos en improvisados 'actores'. Uno de los caracterizados era Francisco José Durana, vestido de cura. Después de años sin poder participar por motivos laborales ha revivido la cita «con enorme emoción». «La última vez que pude salir fue en 1989. Por trabajo he estado fuera de la Pasión Viviente pero en Balmaseda siempre hay hueco para uno más. Es muy bonito recordar viejos tiempos», aseguraba antes de salir a escena.
También Erika Méndez reconocía sentirse «muy emocionada». De origen latino, se fue a vivir a Balmaseda hace dos años, los mismos que lleva participando en la Pasión. «Los latinos sentimos a Cristo con mucha pasión. Cuando llegué, me dijeron que lo mejor era ver la representación primero y después participar, pero me tiré a la piscina», cuenta. Para esta joven de 35 años la Pasión Viviente es «indescriptible». «Estar dentro te llena de emoción. Vives de cerca la flagelación y todos los momentos de angustia. ¡Es increíble!», comentaba.
Ana Peña, que caracterizaba a la Virgen María, apenas podía contener la ilusión. Se le podía ver en los ojos. De 63 años de edad, lleva participando en la Pasión más de tres décadas. Deseaba que llegase el día que ella fuera la Virgen María. «Lo más bonito es el reencuentro con Jesús porque nos piden que seamos nosotros mismos», decía.
La procesión fue tan sentida que cientos de vecinos pudieron vivir en su propia piel el dolor que sufrió Cristo antes de ser crucificado. Hubo llantos y también suplicios. «¡Ay por Dios!», «¡Ya vale hombre!», gritaban algunas de las asistentes al evento cuando Cristo cayó por tercera vez al suelo. «Es una maravilla. La tercera caída es una preciosidad, pero se pasa mal», decía Lourdes, una vecina de Balmaseda que cada año repite cita.
Tras el recorrido, la procesión ha avanzado hacia el 'monte Calvario', donde con un realismo impactante, Cristo ha sido crucificado. Tras el final de la recreación, todas las personas que han participado se han reunido de nuevo en el frontón. Abrazado por decenas de compañeros, Fabio ha asegurado sentirse «muy feliz» por haber sido el Jesús de esta Semana Santa.
- ¿Te esperabas que iba a ser tan duro?
- La verdad es que sí. Ha sido tal y como me imaginaba, pero he disfrutado mucho. El momento más emotivo ha sido cuando me he reencontrado con María Magdalena.
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