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El jefe de Drogas dela Ertzaintza en Bilbao publica su tercera novela, 'El cártel vasco'. Mireya López
Hermelo Molero | Jefe de Drogas de la Ertzaintza en Bilbao y escritor

«No es Colombia. Aquí se amenaza pero no se mata»

Domingo, 4 de mayo 2025, 07:35

- Torturas, asesinatos por ajustes de cuentas, a veces por error. ¿Han detectado esas prácticas en el País Vasco?

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- En Euskadi se dice mucho ... que se va a matar, pero se mata poco. Hay muchas deudas de drogas, se enseñan armas, pero luego se lleva poco a la práctica. No tenemos grupos criminales tan violentos, no está en su ADN. Esto no es Colombia ni México. Amenazan, contratan a gente para dar palizas, pero no llega la sangre al río. Asesinatos relacionados con la droga, nos queda el de la alhóndiga de Rekalde como claro exponente de sicarios, pero no se suelen dar aquí. Lo vemos más en Madrid o Málaga.

- ¿Qué truco usaron unos traficantes que arrasó?

- Era sulfato de anfetamina puro y duro. Le echaban un colorante que era Oraldine y con eso engañaban al consumidor, que por pura estupidez pensaba que era mejor. Y simplemente le habían cambiado el color. La gente empezó a decir que el 'speed' rosa era el bueno y el blanco, una mierda. Por la ley de la oferta y la demanda, se encareció. Cuando entramos a ese laboratorio, descubrimos que lo mezclaban con Oraldine, el colutorio mejor amortizado (jajaja). Con un bote, sacarían para diez o veinte kilos de producto.

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- ¿Es similar a lo que ha ocurrido con la 'coca rosa'?

- Llevamos tres años con ese producto, que es MDMA. Le llaman 'coca rosa', pero no es tusi ni cocaína. En algunos casos hemos detectado que tiene una pequeña mezcla de LSD o incluso ketamina. El color rosa para nosotros, policialmente, es mucho más detectable en un intercambio, pero el atractivo que tiene para los jóvenes es tan grande que merece la pena.

- En el libro homenajea a sus compañeros: Setter, Zipi y Zape...

- Sin ellos no sería nada, no podría trabajar. Sólo soy la cabeza; ellos, mis brazos, mis piernas y mis músculos. En cada investigación, yo meto centenares de horas, pero ellos, miles. Somos una gran familia, que sufrimos y compartimos éxitos y fracasos.

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