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Hermelo Molero es el jefe del grupo de Drogas de la Ertzaintza en la comisaría de Bilbao. en el que lleva 27 años. Responsable también ... del decomiso de los alijos más importantes de los últimos años en Euskadi, publica su tercera novela, 'El cártel vasco' (Ed, BAO), sobre un traficante colombiano que se propone formar un grupo criminal en la capital vizcaína emulando a los grandes capos sudamericanos. Después de 'El rey de Picas' (2021) y 'Heroína' (2023), Molero regresa a la cocaína con un mercante cargado de fardos. Como investigador en activo, se cuida de no dar pistas a los 'narcos'.
- ¿La 'coca' es la droga con la que más dinero ganan los traficantes?
- Sin lugar a dudas. Y como policía es la que más me preocupa porque al generar tanto dinero puede corromper, comprar voluntades. Igual no es la que más se consume porque, probablemente, los jóvenes prefieren la marihuana al ser relativamente barata. Aquí en Euskadi, las organizaciones criminales todavía no tienen controlado el negocio de la marihuana. Mucha gente siembra y trafica y las estructuras están muy diversificadas. En cambio, los grandes tenedores de cocaína son muy poquitos. Los que tienen capacidad de traer quinientos kilos a Euskadi los contamos con los dedos de una mano.
- ¿Cuántos traficantes dominan en la actualidad el negocio de la droga en el País Vasco?
- A esos niveles, media docena. Probablemente, en Álava no hay ninguno que tenga esa capacidad, y en Gipuzkoa, uno o dos. El resto, los tenemos aquí en Bizkaia, donde manejo información, aunque si hubiera alguien muy potente, me llegaría.
- ¿Cuál es la sustancia más peligrosa?
- Como consumo, para mí, el 'speed', el sulfato de anfetamina. Por dos motivos. Por su precio. Es más caro ir al cine que comprar un gramo de 'speed', y eso me preocupa muchísimo. Y es la primera droga dura que llega a nuestra juventud. Y luego porque, por desgracia, tenemos unas estructuras muy potentes de importación instaladas en Euskadi hace años, que se han ido quedando. Les hemos arreado muy duro, tanto nosotros como la Guardia Civil y la Policía Nacional, pero aún se mantienen vivas. Luego, es una droga que genera mucha tolerancia. Tienes que aumentar enseguida la cantidad de consumo para volver a conseguir el mismo efecto. Lo que es una droga barata en principio, resulta cara. Y cuanta más cantidad, más daño a tu cerebro, que termina encharcado de esta sustancia.
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- En la última operación han detenido a dos empresarios de la noche bilbaína. ¿Se mueve mucha droga en los locales de ocio?
- Las drogas estimulantes van unidas al ocio, como es obvio. Bilbao no es una ciudad que tenga mucho movimiento nocturno ahora mismo. En los últimos años casi ha desaparecido. Como hay pocos locales, el tráfico de drogas se concentra ahí, no directamente por los propios propietarios, sino que los traficantes se mueven en esos lugares para buscar a sus clientes.
- Entonces, ¿cuándo hay más droga, por el día o por la noche?
- Yo creo que por la noche. A ver, el hachís y la marihuana se consumen todo el día. Pero las drogas derivadas de la anfetamina o la cocaína van con la fiesta.
- En el prólogo pide a los responsables políticos más medios para luchar contra el narcotráfico. ¿Se sienten abandonados?
- Está demostrado el nexo de la mayoría de los delitos graves que tenemos en nuestra sociedad con el tráfico de drogas. Los pocos homicidios no pasionales casi siempre tienen ese componente. Muchas de las graves lesiones, los secuestros, las detenciones ilegales, la trata, el blanqueo de capitales... están relacionados con las drogas. Si somos eficientes contra el narcotráfico, seremos más fuertes en todos los delitos. Pero si no nos dan medios, no tenemos posibilidades.
- ¿Pero la Policía cada vez decomisa más droga, no?
- Si vemos las estadísticas, resulta engañoso. No nos podemos conformar con ese dato porque hay más droga que nunca y no estamos metiendo más recursos a esa investigación. Nos mantenemos estancados. E incluso algunos cuerpos policiales, hasta pierden medios. Y, tecnológicamente, nos ganan la batalla las grandes organizaciones criminales, que cada día invierten en métodos más modernos mientras la Policía seguimos con los antiguos.
- La novela comienza a bordo de un mercante que transporta un gran alijo en plena tormenta por el Cantábrico. La historia es ficción, pero ¿está inspirada en investigaciones reales?
- Hace unos años, la costa vasca, desde Francia hasta Asturias, apareció regada de paquetes de droga porque esas organizaciones utilizaron el método que cuento en el primer capítulo. Hay un poco del remolcador con los 2.500 kilos de cocaína que cogimos y un poco de imaginación mía pensando en qué podía haber ocurrido en ese barco.
- Reproduce una llamada entre Don Manuel, heredero de Pablo Escobar, y Jairo, el 'narco' vascocolombiano. ¿Han escuchado alguna conversación al más alto nivel?
- Cuando yo empecé en esto había muy pocos colombianos en Bilbao. La droga venía directamente de Colombia. El cártel de Cali, sobre todo, porque el de Medellín se dirigía a EE UU, nos inundaba de paquetes. Entonces, los métodos de investigación eran mucho más eficientes porque no había tanta tecnología, y sí que llegamos a escuchar llamadas de personas ubicadas en nuestro territorio que contactaban directamente con gente muy importante allí. Ahora es mucho más difícil, primero porque Colombia ya no tiene ese protagonismo en la distribución, sí en la producción. Los cárteles mexicanos son los más potentes en la distribución de cocaína en todo el mundo.
- ¿O sea, que la serie 'Narcos', que en su última temporada se desplaza a México, refleja bien la realidad?
- Sí, cuentan la evolución. El cártel de Pablo Escobar fue el primero en copar el mercado en EE UU. Y empezaron con los primeros viajes de droga a Europa, pero el que se queda luego es el de +ali. Hoy, mexicanos hay varios.
- ¿Cuáles?
- Esta el cártel del Golfo, el de Sinaloa, incluso el del hijo del Chapo Guzmán, el Chapito.
- 'Ropita', 'camisas blancas'... ¿Qué nombres ha escuchado para referirse en clave a la droga?
- De todo. Nosotros le llamamos 'ladrillo', pero la 'ropita' es muy típica de los colombianos, las 'camisas'... Hay llamadas que dejan claro que están hablando de droga cuando dicen que quieren comprar media 'camisa' o incluso devolver la mitad porque no tiene suficiente calidad, algo muy difícil de defender en el juzgado (jajaja). Esto era típico en los 90, ahora se funciona de otra manera. Llamadas telefónicas ya casi no se hacen. Utilizan sistemas encriptados mucho más complejos. Los propios cárteles han instalado sus oficinas en Madrid y desde ahí dirigen el negocio hacia Europa.
- En la novela desmitifica a los 'narcos'. ¿Se repite algún perfil?
- Hombre, me imagino que el mejor traficante es el que no conozco porque ha sido capaz de estar en el negocio sin llamar la atención de la Policía. Creo que sé de todos los traficantes de más de 30 años. En general, nos encontramos con gente muy poquito formada a nivel de estudios y muy desconfiada cuando están al máximo nivel. Esa desconfianza hace que aguanten en el tiempo. Nosotros nos centramos más en sus trabajadores y ahí nos encontramos con gente bastante limitadilla. En ocasiones, si las pérdidas de seguridad son importantes, nos llevamos por delante al líder y eso es importante.
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