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¿En qué quiero trabajar de mayor? Esa pregunta se la hacen cada año miles de jóvenes vascos. Los más de 13.000 estudiantes que ... en junio realizarán la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU) tendrán que decidir en cuestión de semanas en qué grado se matriculan. Una decisión que en gran medida marcará su futuro laboral y económico. Porque las diferencias tanto retributivas como de empleabilidad son grandes en función de la licenciatura que se curse. A día de hoy las mejores oportunidades laborales se encuentran en la sanidad y las ingenierías. Estos campos copan las diez carreras con mayor inserción laboral, pero también son las que ofrecen mejores sueldos, tal y como figura en el U-Ranking publicado por la Fundación BBVA y el Ivie (Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas).
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Este trabajo ha analizado 108 carreras en base a criterios como la tasa media de afiliación a la Seguridad Social, la base media de cotización o la inserción laboral de aquellos jóvenes que finalizaron su formación universitaria en 2019 para conocer en qué situación se encuentran unos años después. Y los resultados no dejan lugar a la duda. De todos estos más de cien grados el de Medicina es el que encabeza todas las estadísticas, seguido de Enfermería y de Odontología.
En los tres casos se da una situación de pleno empleo. Más del 97% de los jóvenes que finalizaron sus estudios en alguna de estas tres ramas sanitarias trabaja en el campo para el que se formó. En el caso de Medicina esta tasa es del 99,8%. A nivel global el U-Ranking cifra en un 77,6% el porcentaje de graduados universitarios que logra empleos acordes a su cualificación académica cuatro años después de haber finalizado sus estudios superiores, aunque advierte que hay grandes diferencias entre ramas académicas. Poco, por no decir nada, tiene que ver la situación de los que se formaron en alguna de las principales ciencias sanitarias a la de quienes lo hicieron en áreas sociales, jurídicas, artes o de humanidades. Mientras las primeras, junto con las ingenierías, además de una mayor inserción laboral gozan, en general, de trabajos de calidad, en las segundas «el porcentaje de titulados que consigue un contrato acorde a su nivel de estudios no supera el 50% y, en algunos casos más extremos, está por debajo del 20%», tal y como recoge el estudio. Dicho de otra manera, más de la mitad de las personas que finalizan una carrera del campo social, jurídico o de las artes trabaja cuatro años después en algo diferente de lo que estudió.
Pero es que además algunos de estos grados son muy populares entre aquellos jóvenes que inician sus estudios universitarios. Los autores del análisis subrayan que «un dato que añade gravedad al problema es que entre las 10 titulaciones con peores resultados (de inserción laboral y calidad del empleo) están algunas con un elevado volumen de egresados, como Publicidad y Relaciones Públicas, Turismo, Criminología o Bellas Artes».
La situación laboral de los jóvenes que finalizan los estudios universitarios es mejor ahora que años atrás. Algo que se debe a que en el último lustro se ha producido una intensa creación de empleo. Se han generado 500.000 puestos de trabajo ocupados por personas con edades de entre 22 y 29 años, de los que el 44% están ocupados por personas con titulación universitaria. El paro dentro de este colectivo se ha reducido del 19 al 12% desde 2020.
A esto se suma la mayor búsqueda de perfiles altamente cualificados, lo que hace de las universidades un caladero propicio para que las empresas encuentren a estos profesionales. Entre las diez ramas académicas más demandadas seis son del campo de la ingeniería. Las otras cuatro del sanitario. También en los últimos años se han dado mejoras retributivas, aunque aquí hay diferencias muy importantes entre el salario base que perciben los jóvenes profesionales de unos sectores y de otros. Mientras periodistas, fisioterapeutas, geógrafos o graduados en Bellas Artes o Ciencias del mar no llegan a 25.000 euros, ingenieros, matemáticos o informáticos superan, de media, los 34.000. En la cima de esta clasificación se sitúan los médicos, con 41.639 euros de base media de cotización.
La situación de pleno empleo entre aquellos jóvenes que estudiaron medicina y enfermería explica también las dificultades que tienen los sistemas de salud para nutrirse de estos profesionales. En estos momentos hay una guerra de ofertas entre comunidades para captar a los facultativos que en cuestión de semanas finalizarán su periodo de formación MIR, en especial a aquellos que se han especialidad en Familia.
El consejero de Salud afirmó el pasado abril, durante un acto organizado por Forbes en Madrid, que Osakidetza tratará de captar a médicos que hayan finalizado su residencia «allá donde estén». Les ofrece contratos de hasta tres años o salarios base de 56.629 euros, a los que hay que añadir las horas extra o los complementos por hospitalización. Un estudio del Centro de Estudios de Sindicato Médico sostiene que solo por las guardias los médicos pueden ingresaron 18.000 euros a sumar a su salario base.
Otras comunidades también han hecho públicas sus condiciones para tratar de retener a los jóvenes médicos que forman y atraer a los de otras comunidades. Cantabria pagará a sus médicos de familia 61.000 euros, además de ofrecerles la posibilidad de trabajar de forma mixta en centros de salud y en urgencias hospitalarias. Madrid, por su parte, paga 56.600 euros a estos profesionales y Galicia 55.000, por poner unos ejemplos. Una batalla entre comunidades por contratar a unos profesionales, los de Medicina, que, según reafirman estudios como el de la Fundación BBVA e IVE, son los jóvenes con mejores oportunidades laborales de todo el territorio nacional.
Una de las novedades que incluye el informe de la Fundación BBVA es la empleabilidad que logran las carreras de nueva creación y, en algunos casos, los resultados son más significativos. Los títulos vinculados al uso de datos masivos en actividades de gestión, el uso de la tecnología en campos creativos y de diseño, así como las nuevas ingenierías centradas en la sostenibilidad y la ciberseguridad han logrado una tasa de inserción laboral destacada.
Es el caso del grado de Desarrollo de software y aplicaciones, donde el 91,4% de los jóvenes que han completado estos estudios tiene ya un empleo, con un salario base medio que roza los 38.000 euros. Las ingenierías de la energía, el medioambiente, de otras informáticas (ciencia de datos), multimedia o el desarrollo de videojuegos son otras carreras de nueva creación que han logrado una alta empleabilidad entre aquellos jóvenes que han completado esos estudios.
El estudio U-Ranking sostiene que en donde no hay grandes diferencias es entre los resultados de inserción laboral de los egresados que estudiaron en una universidad pública o en una privada, por lo que no hay unas ventajas significativas de unos centros respecto a otros.
Sí es cierto, sin embargo, que los centros privados tienen un peso mayor en los campos de la salud, en especial en Odontología –tres de cada cinco jóvenes dentistas han estudiado en una entidad privada–; mientras que los públicos destacan en las ingenierías, donde se han formado el 92% de estos jóvenes profesionales.
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