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El terrible asesinato de una menor de 13 años por su padre antes de suicidarse ha conmocionado a los habitantes del barrio de Larraskitu. ... Una de las personas que han expresado su dolor y tristeza por el trágico suceso ha sido Carlos, el vecino de arriba de la familia y que regenta el bar la Encina situado a unos 200 metros del número 22 donde habitaba la familia. El hostelero, que lleva 26 años residiendo en el mismo bloque de viviendas, afirma que ayer vio a la pareja «haciendo las maletas y sacando cosas del piso. Ahora entiendo por qué».
Carlos se despertó está madrugada por los fuertes golpes que provenían del piso de abajo: «¡Pom, pom, pom!». Era la Policía, que derribó la puerta para acceder a la vivienda donde se cometió el asesinato. Buff, cada vez que pienso en lo ocurrido se me pone la piel de gallina», dice apesadumbrado.
Mientras Carlos despachaba cafés y pintxos a los clientes llegó su mujer, Encina, quien está madrugada despertó a su marido por el ajetreo en la calle. «Escuché un golpe seco, podrían ser las 2.30 de la madrugada, no estoy segura», relata. «Son pisos que tienen 70 años, si hay follón se escucha», explica la vecina que vive en el tercer piso.
Encina conocía un poco a la pareja. Llevaban «desde la pandemia» en el inmueble. «Gente agradable, te saludaban». Es más, esta mujer, que fue presidenta de la comunidad durante un tiempo, explica que el hombre acudía a ella a preguntarle cosas del vecindario. No obstante, afirma que «llevaba un tiempo sin verle» por la zona.
Asier Goikoetxea también vive desde hace cinco años en el mismo portal donde residía esta familia. Esta madrugada le ha despertado su novia, que se ha asomado por la ventana ante la gran presencia policial. «Había unas seis patrullas, luego han llegado antidisturbios, con perros... Vaya despliegue», relata este vecino que conocía a la pareja y a su hija «de vista». Apenas había cruzado palabra con ellos. «Un saludo y poco más», añade.
Y otra vecina del bloque mostraba su sorpresa por lo sucedido cuando salía de casa. Pese a vivir en el inmueble desde hace años, apenas había hablado con esta familia. «Pensaba que podía ser un incendio» cuando escuchó el sonido de sirenas en la zona.
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