Piden 4 años para el dueño de la discoteca Moma por la pelea con gente de la Sonora

Se le acusa de los delitos de riña tumultuaria (nueve meses de prisión), lesiones cualificadas (tres años y seis meses) y cuatro delitos leves de lesiones (tres meses de multa con cuota diaria de 30 euros durante un año). Además, los cuatro controladores de acceso se enfrentan también a penas que van desde los dos años y nueve meses de prisión a los cinco años y tres meses, por los mismos delitos, y además, tenencia ilícita de armas prohibidas por esgrmir porras extensibles, reservadas para las fuerzas y cuerpos de seguridad.

Todo empezó alrededor de las doce menos cuarto de la noche. Hubo un primer conato de pelea. Luis Ángel había cenado con un amigo en el establecimiento de moda y cuando se levantó para ir al baño se chocó con un acompañante del gerente de la sala de Erandio. La refriega terminó porque el dueño de Moma y su compañero «abandonaron el local de manera abrupta». Una vez fuera, «avisó por teléfono» al equipo de seguridad de la discoteca de la calle Rodríguez Arias, que a esa hora se preparaban ya para abrir las puertas.

A sabiendas de que estaban «pertrechados de armas», les pidió que acudieran a Olabeaga «a fin de ajustar cuentas» con el grupo de amigos de Sonora, con el que acababa de tener el problema.

Menos de diez minutos después, cuatro de los porteros de Moma, vestidos de negro, se apearon de un coche y entraron «a pura fuerza» y «en compacta y cerrada formación». La prueba clave de los hechos son varios vídeos de las cámaras de seguridad del local donde se produjo el incidente. En las imágenes se aprecia cómo irrumpen en el negocio, pese a que el encargado intentó cerrarles el paso, «con la intención de menoscabar la integridad física» de los oponentes.

En el centro de ellos se situó Luis Ángel para «dirigirles y guiarles hacia su objetivo», el grupo de Sonora. La emprendieron a golpes con ellos, que respondieron con «empujones y lanzamiento de mobiliario», en concreto de una banqueta.

Cinco personas resultaron heridas, con contusiones en los brazos, manos, rodillas y con una herida contusa en la muñeca y otra en un codo, por las que tuvieron que recibir puntos de sutura. Uno de los lesionados presentaba un hematoma y equimosis en la espalda. Todos ellos presentaron denuncia por los hechos, pero dos renunciaron a percibir una indemnización. Pese a los desperfectos sufridos en el interior del local, los dueños no han presentado ninguna reclamación.

Los porteros golpearon con las defensas a varios de los implicados, a uno de ellos incluso cuando acababa de caer de espaldas al suelo. Uno de los empleados de seguridad, que esgrimió un arma blanca, lanzó una butaca contra uno de los heridos, y le propinó un puñetazo en la cara, mientras que a otro le pegó una patada en la cabeza.

La trifulca terminó cuando el encausado, Luis Ángel R. «decidió poner fin a la misma tras reunirse» con el responsable de la sala de Erandio.