

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Michael Flynn duró 28 días como primer consejero de Seguridad Nacional de Donald Trump en su mandato inicial. Mike Waltz, el primero en ese cargo ... de este Gobierno, 102 días. Estrena, eso sí, la reestructuración de gabinete de Trump, que no quiere dar la imagen de caos de su estancia anterior en la Casa Blanca, ni aparentar que cede a las presiones de la prensa. Por ello lo envía de embajador a la ONU, un puesto con rango de gabinete, como muestra de que no le retira la confianza.
«Juntos seguiremos luchando incansablemente para Hacer America y el Mundo SEGUROS DE NUEVO», publicó el mandatario en su red Truth Social. En realidad, Waltz es la primera víctima oficial del 'Signal Gate', junto a su brazo derecho Alex Wong, presunto responsable de haber incluido por error al director de la revista 'The Atlantic', Jeffrey Goldberg, en un grupo de la popular aplicación de mensajes, similar a WhatsApp o Telegram. En ella, la cúpula del Ejecutivo discutió los planes para atacar objetivos hutíes el 15 de marzo, con el periodista como testigo inadvertido.
En lugar de defenestrarlo, lo que equivaldría a una admisión de culpabilidad, Trump lo asigna a un puesto vacante en Nueva York, donde las dudas sobre su lealtad pueden hacer menos daño que en Washington. El secretario de Estado, Marco Rubio, asumirá sus funciones, lo que justificará el desmantelamiento de la oficina y el resto de sus empleados.
Con ello, el presidente intenta también blindar a su secretario de Defensa, Pete Hegseth, que ha estado en la diana de la prensa por su laxitud con las normas de seguridad del Pentágono, al instalar esa aplicación en su teléfono, en el ordenador del Pentágono y en grupos en los que comparte con su mujer y su hermano información militar sensible. «La prensa no sabe lo duro que es este tipo, guau, ¡le tengo tanta confianza!», dijo el presidente el martes en Michigan durante su mitin de los cien días.
A quien no nombró ese día en los agradecimientos fue a Waltz, cuyo puesto ya bailaba por este y otros errores. Aunque inicialmente Trump le defendió, describiéndolo como un «buen hombre» que había «aprendido la lección», la presión interna y las críticas persistentes han seguido añadiendo revelaciones que han llevado a su destitución. No por haber puesto en riesgo la seguridad nacional, sino por las dudas que suscita su lealtad, ante un presidente que considera a la prensa «el enemigo del pueblo». La revista 'The Atlantic' va más allá en el mundo MAGA. Es calificada como «prensa radical de izquierda». A la pregunta de qué hacía Goldberg en la lista de contactos de Waltz y su adjunto, se ha sumado la aparición en sus contactos de Venmo (una aplicación similar a Bizum) de otros periodistas y críticos del movimiento MAGA, lo que aumentó las dudas sobre su lealtad dentro de la Administración. A pesar de sus intentos por mantener el puesto, aceptando «plena responsabilidad» por el escándalo y deshaciéndose en elogios públicos a Trump durante reuniones del gabinete, no ha logrado recuperar la confianza perdida.
Su despido también calma las voces del Congreso, donde este episodio ha generado preocupaciones sobre las prácticas de seguridad en la Administración y la gestión de información confidencial. La utilización de aplicaciones de mensajería comercial para discutir asuntos sensibles ha sido fuertemente criticada, y se anticipan también revisiones en los protocolos de comunicación interna que, por otro lado, ya existían en el Pentágono y en otros departamentos sensibles del Gobierno, sin que el equipo de Trump los respetase.
Aunque sea como sustituto temporal de Waltz, Marco Rubio sigue la huella de un mito de la política estadounidense. Como él ahora, Henry Kissinger dirigió el Departamento de Estado y el de Seguridad Nacional. Eso sí, su trayectoria fue la opuesta: ocupaba el cargo de consejero de Seguridad Nacional (1969-1975) cuando fue nombrado jefe de la diplomacia estadounidense (1973-1977). Trump demuestra así su absoluta confianza en Rubio, que se ha convertido en una de sus piezas más leales.
La salida de Waltz de la Casa Blanca supone también una victoria de la facción interna del 'America First' que encarnan el vicepresidente JD Vance, el enviado especial Steve Wickoff y el asesor político Stephen Miller, entre otros. El excongresista de Florida despedido captó la atención del presidente en las pantallas de Fox por su pasado como boina verde en Afganistán, sus cuatro medallas de bronce y la contundencia de sus comentarios sobre «el colapso de la moralidad en las fuerzas armadas». Sin embargo, había tenido diferentes cargos en los gobiernos de George W. Bush y se le considera uno de los últimos 'halcones' republicanos. Su esposa, Julia Nesheiwat, también condecorada en el Ejército, sirvió en varios puestos del gobierno de Barack Obama, lo que generaba desconfianza a su alrededor.
Consciente de la importancia de la lealtad, Waltz prometió asegurarse de que su equipo de Seguridad Nacional sería «cien por cien leal al presidente», algo que la activista conspiracionista de ultraderecha Laura Loomer puso en duda el 2 de abril durante una visita a la Casa Blanca, en la que presentó al presidente una lista de nombres a purgar. Al día siguiente, al menos seis altos funcionaros de este departamento fueron despedidos.
Waltz era un férreo opositor de China, Irán y hasta de Rusia, sobre todo en los primeros años de la guerra de Ucrania. Aunque acabó distanciándose del Gobierno de Volodímir Zelenski y criticando la ayuda militar que se le daba, era partidario de aumentar las sanciones a Rusia si no aceptaba los términos de paz.
Aunque su puesto cae ahora en el ámbito de Rubio, «mientras continúa su fuerte liderazgo del Departamento de Estado», el vacío que deja podrá ser ocupado en gran parte por Steve Wickoff, enviado especial para Oriente Medio, que negoció el alto al fuego de Israel en Gaza. El acaudalado inversor inmobiliario, amigo personal de Trump, goza de la absoluta confianza del presidente.
Mike Waltz, de 51 años, veterano de guerra. excoronel y oficial retirado de la Guardia Nacional, ha sido el político totalmente cercano a Trump que mostraba a la perfección el tipo de política del presidente republicano. Anti-'woke' declarado, contrario a China, azote de las políticas de inclusión en el ejército y, sobre todo, disruptivo. Elementos todos ellos que llevaron al inquilino de la Casa Blanca a decir de él que sería un «tremendo defensor de nuestra búsqueda de la paz a través de la fuerza», el lema en boga en Washington para intervenir en los conflictos de Ucrania y Gaza, o forzar una negociación con Irán para un nuevo acuerdo nuclear.
Su pasado militar en Afganistán, Oriente Medio y África, la manera en que apostilla sus frases y un talante que ignora la corrección política consiguieron que una parte importante de la Casa Blanca le guardara respeto y le considerase el mejor para lidiar con la política defensiva de EE UU en un escenario exterior donde figuran Rusia, China, Corea del Norte e Irán, además de la perpetua inestabilidad en África. Waltz fue boina verde, luchó en Irak y Afganistán y posee cuatro medallas de bronce, dos de ellas al valor.
Otro sector de Washington, en cambio, le ha visto desde su nombramiento con una mirada negativa. Como un cargo con un poder muy alto que podía hacer regresar al ejército al tradicionalismo más gastado y viejuno, pero que además era capaz de causar crisis diplomáticas con sus convicciones. Una de las más firmes es tachar al gigante asiático como el gran enemigo de todos los valores que encarna Occidente.
Al final, su marcha se ha producido por lo que nadie esperaba: mostrarse descuidado con la seguridad. Un error singular en un miembro de la Cámara de Representantes que ha sido integrante de los comités de Servicios Armados e Inteligencia, y que fue asesor de los exsecretarios de Defensa Donald Rumsfeld y Robert Gates.
Waltz nació en Boynton Beach, en Florida, en una familia humilde que pronto se trasladó a Jacksonville. Ingresó en la Academia Militar de Virginia y destacó de tal manera que pasó directamente a las fuerzas especiales. En la vida civil ha sido empresario y comentarista de la cadena conservadora Fox. (Por T. Nieva)
Alex Wong, de 45 años, abogado, ha sido asesor adjunto de Mike Waltz. Dispone de una amplia experiencia, sobre todo en la región indopacífica. Durante la primera Administración de Donald Trump ocupó el cargo de subsecretario adjunto para Corea del Norte en la Oficina de Asuntos de Asia Oriental y el Pacífico. El líder republicano le estuvo muy agradecido por su papel para conseguir organizarle una cumbre con el presidente norcoreano.
Anteriormente, Wong ejerció de asesor del Departamento de Estado para Irak. Su misión era elaborar estrategias anticorrupción. Sus padres emigraron a Estados Unidos desde la ciudad china de Guangdong. Estudió literatura en la Universidad de Pensilvania y, más tarde, se doctoró en Derecho en Harvard. Trabajó en un bufete de abogados de Washington y como consejero de miembros de la lista Fortune. (Por T. N.)
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.