
Vidas pasadas
A la última ·
El apagón era la pandemia al revés: en lugar de estar dentro, aislados en lo tangible pero conectados en lo digital, estábamos fuera hablando con el que teníamos al ladoSecciones
Servicios
Destacamos
Edición
A la última ·
El apagón era la pandemia al revés: en lugar de estar dentro, aislados en lo tangible pero conectados en lo digital, estábamos fuera hablando con el que teníamos al ladoDe repente, me vi limpiando tres cubos de plástico y llenándolos con agua. No sabía qué hacer, así que fui a por el segundo bien ... más preciado después de la electricidad. «Te estás poniendo muy nerviosa», me dijo Maya con su acento ruso y su superioridad moral, la que otorga haber sobrevivido a una perestroika y a una Argentina en crisis antes de llegar a España. «No hay que asustarse». Qué temple tiene la paya. De acero. Como el telón.
Pero sí, yo estaba asustada, comida por el ansia viva y pensando en lo que podía salir mal, que era mucho, que era más. Solo me quedaba una chispa de serenidad, y la usé para darme cuenta de que podía ser peor. Porque siempre puede ser peor. Estaba en casa, tenía tabaco, algo de efectivo y un par de bollitos de pan en el congelador que fueron descongelados al sistema tradicional, lo que viene siendo en la ventana. Y, sobre todo, me quedaba suficiente batería en el móvil para poder localizar a los míos, que son los nuestros: nunca los posesivos tuvieron tanta importancia.
En un cajón lleno de chismes supuestamente inservibles, mi santo encontró una radio a pilas. Y ahí estuvimos, primero intentando sintonizar alguna emisora dándole a la ruedecilla; luego, sosteniéndola en la mano para amplificar la señal, convertidos en una antena humana. Hasta que sonó el 'Resistiré' (no, otra vez no) y nos tiramos a la calle. Era la pandemia al revés: en lugar de estar dentro, aislados en lo tangible pero conectados en lo digital, estábamos fuera hablando con el que teníamos al lado. Gente de cháchara en las puertas de las casas, críos jugando en los parques, grupos de chavales mirándose a la cara. Eran las vidas pasadas hechas presente. Qué raro todo. Qué sol hacía.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Circula sin dos ruedas, en sentido contrario y triplica la tasa de alcohol
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.