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Notas medias por encima de 9, matrículas de honor y diferentes galardones a lo largo de su trayectoria universitaria. El paso de Leire González Yubero ... y Nerea Guinea Trapote por la UPV/EHU fue para enmarcar, y ahora el Ministerio de Universidades ha reconocido a estas dos vitorianas en la última edición de los Premios Nacionales de Fin de Carrera que ponen en valor «el esfuerzo y la dedicación que el alumnado lleva a cabo durante los cuatro años que duran sus estudios». Como los otros seis estudiantes vascos premiados, ambas finalizaron la carrera en el curso 2017/18, por lo que han recibido la noticia –una en Vitoria y otra en Bruselas– con una mezcla de alegría, sorpresa y nostalgia de su época universitaria. Coinciden en sus buenos recuerdos.
«Desde la propia Universidad nos animaron a presentar la candidatura y lo hice. En mi caso ya había recibido el premio de excelencia al finalizar la carrera con una media de 9,16», explica Nerea Guinea, graduada en Ingeniería de Energías Renovables y actualmente en el Cluster de Energía del País Vasco. Echa la vista atrás y recuerda con una sonrisa sus años en la sede de Eibar de la Facultad de Ingeniería de Gipuzkoa. «Cuando estaba en Bachillerato vi un documental sobre aerogeneradores en Nueva Zelanda y dije: 'quiero ir allí'. Mi intención era irme a estudiar fuera de Euskadi pero el grado que quería solo lo ofertaba la UPV así que me quedé aquí», relata. «Fueron unos años geniales, en la facultad éramos como una pequeña familia. La mayoría nos quedábamos en la resi y organizábamos clases de deporte, cinefórum, debates... tengo algunos de los mejores recuerdos de mi vida». Nerea recuerda también aquella frase de 'no sabéis dónde os metéis', que les dijeron estudiantes de cursos superiores cuando empezaba la carrera. En su caso, acertó con la elección.
Matemáticas, Física y más tarde energía de las olas fueron algunos de los temas que más le interesaron durante la carrera. Pero no todo fue estudiar. «En mi caso hice un Erasmus en Chile, en Valparaíso, y aproveché para viajar por toda Sudamérica porque nos tocó un paro feminista muy largo». Hizo la mochila y recorrió Bolivia, Brasil, la Patagonia... En 2018 se graduó y se matriculó en un máster de energías renovables marinas.
Volvió a hacer la mochila y pasó un semestre en Escocia para más tarde realizar voluntariados en República Dominicana y Kenia. El trabajo de fin de máster le llevó al Cluster de la Energía del País Vasco, con sede en Bilbao, y allí lleva trabajando desde 2022 como ingeniera de proyectos en las áreas de energía eólica, hidrógeno y energía de las olas. «Básicamente nos encargamos de posicionar Euskadi a nivel mundial y ayudar a las entidades vascas del sector a crecer y acompañarles en ferias internacionales», explica esta joven de 29 años que también ha tenido experiencia como profesora de Ingeniería Mecatrónica en la Universidad de Mondragon. «La docencia me encanta pero ahora mismo estoy en otro camino», admite.
Nerea combina su trayectoria profesional con los viajes, una de sus grandes pasiones de la que da buena cuenta en sus redes sociales. «Desde pequeñita he viajado en autocaravana por Europa con mis padres. Y ahora trabajo para viajar», confiesa la joven.
Leire González ha sido la otra vitoriana premiada por el Ministerio de Universidades. Es graduada en Filología pero tras realizar un máster en EU Politics (políticas comunitarias) en la London School of Economics actualmente trabaja en la Comisión Europea.
«Estudié Filología Clásica porque me apasionaba. De la carrera tengo muy buen recuerdo y los profesores me ayudaron muchísimo. Hoy en día me resultan útiles muchas de las cosas que aprendí aunque no tengan que ver directamente con mi trabajo. Por ejemplo analizar, redactar briefings, discursos...», relata. A pesar de disfrutar mucho sus estudios, Leire tenía claro que no quería dedicarse a la docencia y por eso, tras un Erasmus en Canadá y graduarse se matriculó en un máster en políticas de la Unión Europea. Fue reconocida con el premio al mejor expediente de su promoción. «Soy muy empollona», confiesa entre risas.
Realizó prácticas en el Parlamento Europeo y tras una breve experiencia en el CIS en España regresó a Bruselas, esta vez a la empresa privada. Después pasó a la Comisión Europea, donde lleva dos años trabajando. «Estoy muy feliz aquí, en el directorado general de salud pública y seguridad alimentaria». Por el momento no tiene planes de regresar a Vitoria y de hecho se ha comprado una vivienda en Bruselas junto a su pareja.
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