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A. Carazo
Sábado, 24 de mayo 2025, 00:14
La alcaldesa de Asparrena, Txelo Auzmendi, lanzó en enero de 2024 «un SOS» en las Juntas Generales de Álava para pedir la intermediación de la ... Diputación en «los graves problemas de convivencia» que se vivían en el concejo de Ibarguren. En aquella comparecencia se habló de «situaciones de acoso y amenazas a los vecinos» por parte del presidente de la junta administrativa, Jesús Martínez. Un testimonio al que en los últimos días por fin han puesto voz y rostro dos de sus habitantes en televisión. «Nos hace la vida imposible para que nos vayamos», declaran.
Ana María Berasategi es una de las mujeres que ha dado la cara y asegura a ELCORREO que ha interpuesto denuncias por «acoso y amenazas» contra este 'alcalde' pedáneo que, a su vez, es su cuñado. «Si no le sigues la corriente, le sienta mal y la toma contigo. Eso me ha sucedido a mí. Yo no soy de las que me echo atrás y me enfrenté con él», comenta esta ganadera.
A las rencillas familiares y los conflictos personales se le suma que el pueblo lleva demasiado tiempo sin alumbrado público. La razón es que Ibarguren emprendió en 2016 su propio camino para desconectarse de la red general y que las farolas funcionase a través de energía fotovoltaica, al margen de cualquier gran empresa. Al parecer, ese sistema falló de forma estrepitosa y ahora no existe luz en la calle cada vez que cae el sol. «Pueden volver a engancharse a la red cuando quieran y tendrían que pagar el consumo como todos los concejos», explicó hace más de un año Auzmendi en el legislativo. Algo que no ha llegado a cumplirse en estos meses, pues la penumbra aún impera en este concejo cada noche.
Ana María Berasategi dice que Jesús Martínez le ha amenazado con palos, perros y con su propio automóvil. En septiembre tienen pendiente un juicio por un conflicto con los animales. Además, ella le acusa de estar detrás de unos excrementos que han aparecido en la manilla de su puerta y de otros vecinos.
Aquí se vuelve a cumplir la expresión en euskera de «herri txiki, infernu handi» (pueblo pequeño, gran infierno). Hace algo más de un año, el concejo de Guinea pidió la disolución por «las malas relaciones vecinales y disputas en el seno del concejo, que perduran en el tiempo y que impiden o dificultan gravemente el gobierno del pueblo, con el consiguiente perjuicio para todos los vecinos respecto a los servicios públicos». Un proceso que desembocó hace pocos meses en que el Ayuntamiento de Valdegovía asume el control de los servicios y bienes del concejo.
En Ibarguren, de momento, no ha intervenido la Administración foral.
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