Susto histórico en Arkotxa: se cae el Cristo de la cruz por primera vez en 57 años

Todo sucedió cuando los romanos alzaron la cruz con Jesús atado a la estructura. Una vez de pie, dos romanos colocaron una escalera detrás de la cruceta para colocar en lo alto varias inscripciones en latín, como manda la tradición. Desafortunadamente, el peso de la escalera provocó que la cruz venciese y se cayese hacia adelante obligando al Cristo a soltarse y saltar al vacío. A su derecha había un trozo de césped que amortiguó la caída.

Los asistentes, sorprendidos, chillaron de pánico al ver que la cruz se venía abajo. Por suerte, no pasó nada más allá del hecho anecdótico. Efectivos de la Cruz Roja estaban en el lugar y no tuvieron que intervenir. Es la primera vez que esto ocurre en los 57 años de historia de la Pasión Viviente de Arkotxa. «Todo ha quedado en un susto, pero hemos tenido muy mala suerte. Se ha inclinado la cruz y Cristo (representado por Edu Tojo) pensaba que se le iba a caer encima y ha saltado. Ha caído al suelo pero no se ha hecho daño», explica Julio Pérez, integrante de la sociedad cultural Gaztek-Abi, organizadora del evento.

Pérez confiesa que la Pasión Viviente de este año, conocida por la dureza y realismo que transmite, ha estado «gafada» en Arkotxa. Primero fue la sustitución de la persona que hacía de Jesús para el Vía Crucis. Mikel Arrieta era el encargado de representar a Cristo en esta edición, pero su reciente operación le ha impedido salir a escena este Viernes Santo. En su lugar, ha sido Edu Tojo quien cargó con la cruz y saltó al vacío cuando la estructura se vino abajo.

Este barrio de Zaratamo tampoco tuvo mucha suerte durante la representación de la Última Cena, celebrada el Jueves Santo. Y es que el panadero al que le iban a comprar las hogazas para escenificar el tradicional momento finalmente «no pudo entregarlos» por problemas técnicos. Ni poniendo los escenarios pudieron estar tranquilos. «¡Saltó la luz general! La verdad es que ha sido una edición bastante accidentada», cuenta Julio a este periódico.

Más allá de los incidentes, Arkotxa ha vivido uno de los días «más bonitos» del año. El resto de la interpretación se desarrolló con mucha pasión y sentimiento, como ocurre desde hace más de medio siglo en este barrio de Zaratamo, que ha recreado las últimas horas de Jesús antes de ser condenado a la cruz. Y todo ello gracias a la participación de un centenar de vecinos, volcados en caracterizar el Vía Crucis y la posterior muerte de Cristo. «Todo el mundo ha salido muy contento y ha habido más público que otros años. Es un día bonito en el que Arkotxa se lo pasa bien. Eso sí, ya nos han dicho que le hemos dado bien a Jesús. La espalda la tiene con moranotes», concluye Pérez.