Las solicitudes de bajas voluntarias en Bridgestone superan los 232 despidos fijados por el ERE

Según fuentes sindicales, las prejubilaciones ofertadas a los mayores de 55 años habrían convencido a prácticamente la totalidad del personal en esa franja de edad, un centenar de trabajadores, que podrán acogerse a un sistema de rentas con el que seguirán cobrando el 80% de su salario hasta los 64 años y mantener su base de cotización actual. El resto se habrían recogido gracias a las desvinculaciones incentivadas que añaden 30.000 euros extra a la indemnización pactada de 45 días pagados por año trabajado. De esta forma, si se consiguen cuadrar las bajas con los ajustes acordados en los diferentes departamentos, no sería necesario acudir a los despidos traumáticos en la fábrica.

Los empleados de Bridgestone han tenido una semana para tomar la decisión de optar por una salida voluntaria o exponerse al riesgo de los despidos forzosos del ERE tras casi dos meses de negociaciones y movilizaciones constantes por parte de la plantilla. Los contactos de los sindicatos se han dirigido fundamentalmente a garantizar una continuidad para la planta vasca, con una elevación de los pedidos -de partida realizarán 100.000 cubiertas más para camiones y autobuses sobre las 700.000 anunciadas inicialmente, y recibirán los siguientes 150.000 encargos que superen la producción prevista para toda Europa-, así como el compromiso de la multinacional nipona a no someterlos a un nuevo proceso de despidos colectivos durante los dos próximos años.

Por su parte, en la planta cántabra de Puente San Miguel, dirigida a neumáticos vinculados al sector agrario, donde los 211 despidos planteados inicialmente -la mitad de la plantilla- se redujeron a 188, se han alcanzado los 166 voluntarios de los cuáles 130 serán prejubilados y otros 36 voluntarios.

El aumento de los pedidos y la revisión de los nuevos turnos -que se reorganizarán y pasarán de cinco a tres a partir del 23 de junio- ha sido clave también para rebajar el total de los despidos desde los 335 anunciados inicialmente, y que suponían el 40% de toda la plantilla vasca (hasta ahora contaba con 831 trabajadores en total).

La lucha ha sido larga para la plantilla que desde hace dos años ya venía soportando recortes en sus jornadas en un proceso que había incluído dos ERTE (Expedientes de Regulación Temporal de Empleo) para ajustar su actividad a la producción prevista por parte de la empresa. Desde el anuncio del ERE, el pasado 1 de abril, los trabajadores han realizado más de una decena de jornadas de paro y han organizado diferentes protestas como una marcha por las calles de Basauri, encuentros con los portavoces de las instituciones vascas y del Gobierno central, una protesta frente al Parlamento Europeo en Bruselas y una concentración ante la embajada japonesa en Madrid.