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Políticos y analistas debaten estos días cómo tratar a los diputados de Alternativa para Alemania (AfD) en el Bundestag, el Parlamento federal, donde la formación ... de extrema derecha lidera esta legislatura la oposición. Muchos se preguntan en el país si hay que relacionarse con este partido –segundo en las elecciones de febrero, con casi el 21% de los votos– como con cualquier otro y si esa normalización fortalecería a los ultras o si, por el contrario, evitaría que tomen una posición victimista que pueda darles más votantes. El debate ha llegado hasta el punto de que está en cuestión si se debe saludar o no a los parlamentarios de AfD en los pasillos de la Cámara Baja como se hace con el resto de colegas.
Hay muchos políticos que se niegan a una normalización de la extrema derecha en un país marcado por el pasado nazi y prefieren mantener el cordón sanitario en torno a AfD. Un cortafuegos que se aplicó en marzo durante la constitución del nuevo Bundestag, cuando se dejó a esta formación sin plaza en la tribuna de presidencia pese a estar al frente de la oposición. Pero unas recientes declaraciones del vicepresidente del grupo parlamentario de la Unión, Jens Spahn, al diario germano 'Bild' ha reabierto la discusión sobre el trato a los ultras en el Parlamento. En su opinión, la relación debe darse de «la misma manera» que con cualquier otro partido «en términos de procedimiento y procesos», lo que supondría que Alternativa para Alemania asuma el liderazgo de comisiones parlamentarias.
«Millones de alemanes votaron por AfD. Son tan fuertes porque los votantes querían decirnos algo», recordó Spahn, que pertenece a la misma formación que el futuro canciller, Friedrich Merz. «Debemos tomar en serio a estos electores», insistió el diputado, cuya propuesta dividió a sus compañeros de filas. Muy críticos, sin embargo, fueron los socialdemócratas, los Verdes y La Izquierda. «Alternativa para Alemania no es un partido de la oposición como los demás. Quien quiera tratarlos así y así normalizarlos aún más está cometiendo un grave error», avisó la ministra federal de Interior en funciones, Nancy Faeser (SPD). «Eso sería irresponsable y ajeno a la historia», remató. El revuelo causado llevó a Spahn a matizar sus declaraciones:«Yo no he utilizado la palabra normalizar».
La máxima responsable del Bundestag, la cristianodemócrata Julia Klöckner, ha dejado en manos de cada formación la decisión sobre la posibilidad de que AfD presida comisiones de la Cámara Baja, algo que tradicionalmente corresponde al principal partido de la oposición. En caso de que los parlamentarios no logren ponerse en común, ella ha prometido mediar en busca de una solución. «La presidencia (del Parlamento federal) no trata a ningún grupo ni a ningún diputado de forma diferente a los demás. Hay normas claras que todo el mundo conoce y debe cumplir», recordó en el dominical 'Bild am Sonntag'.
Jens Spahn
Diputado de la Unión
Alternativa para Alemania es la principal fuerza de la oposición en el país tras las elecciones federales del pasado 23 de febrero, en las que el partido ultraderechista logró el mejor resultado de su historia. Tiene 152 escaños de los 630 que suma el nuevo Bundestag y sólo se ve superado en número de diputados por el bloque que conforman la Unión Cristianodemócrata (CDU) y la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), con 208 parlamentarios en total.
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