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Tras la reciente actuación de Manuel Liñán en los Teatros del Canal de Madrid, dentro del III Festival de la Guitarra, circuló un vídeo en ... el que se veía al granadino bailando unas cantiñas con bata de cola y mantón de manila. Fue suficiente para que recibiera en las redes furibundos insultos homófobos. Entre otras cosas, lo llamaron degenerado, enfermo y hubo quienes se atrevieron a denunciar que no veían arte por ningún lado, solo ganas de llamar la atención. Resulta muy desconcertante que los falsos custodios del flamenco se hayan rebelado justo ahora: cuando Liñán recibió el Premio Nacional de Danza en 2017 ya bailaba con bata y mantón. A mí, desde luego, me queda claro que el arte les importa muy poco.
La Feria de Abril es buen momento para recodar que el secreto para lucir un traje de flamenca, o una bata de cola, reside en llevarlo con dignidad y con tronío. Y a Liñán, que les quede claro a los embajadores del insulto, le sobran las dos cosas.
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