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Las secuelas del crecepelo: «Pensaba: 'mañana cojo el coche y me tiro por el barranco'»

Las secuelas del crecepelo: «Pensaba: 'mañana cojo el coche y me tiro por el barranco'»

La Agencia Europea de Medicamentos ha registrado 313 casos de ideas suicidas asociadas a la toma de un crecepelo, lo que pone en el debate la valoración riesgo-beneficio de los medicamentos

Sábado, 17 de mayo 2025, 00:14

Tenía 46 años y le empezaba a clarear la cabeza, así que el dermatólogo le recetó un crecepelo. Los primeros síntomas aparecieron al cabo de un mes. Primero, disfunción sexual; poco después, problemas de concentración hasta el punto de que un día estaba en la cinta de correr del gimnasio y se quedó parado porque no se acordaba de cómo ponerla en marcha; luego apareció la depresión, un aplanamiento emocional que le quitó la ilusión por todo. El 4 de febrero, Sergio (nombre ficticio) se suicidó lanzándose desde una azotea de Madrid. Dejó una nota en la que atribuía su malestar vital a la finasterida, el fármaco que le recetaron para la alopecia.

El mismo que tomó Carlos Rerucha (32 años). «Empecé con leves bajones de líbido y luego vino la irascibilidad, depresión... y las ideas suicidas. Pensaba: 'Mañana cojo el coche y me tiro por el barranco'». Su familia le ingresó en un centro psiquiátrico en dos ocasiones. Al salir empezó a investigar si había más casos como el suyo y como el de Sergio y fundó la asociación de afectados.

Carlos Rerucha

Carlos Rerucha
  • Fundador de la asociación de afectados 32 años

La Agencia Europea de Medicamentos (EMA) publicó hace unos días una alerta en relación a este medicamento, indicado principalmente para tratar problemas de próstata pero también para la caída del cabello, tras recibir «313 notificaciones de casos de ideación suicida» asociados a este principio activo. El estudio está hecho sobre una población expuesta de 270 millones de personas y concluye que «los beneficios continúan superando sus riesgos».

Riesgos que se advierten en el prospecto: «Se han comunicado alteraciones del estado de ánimo, como ánimo deprimido, depresión y, con menor frecuencia, ideas de suicidio». La depresión, se indica en la ficha técnica, «puede afectar a uno de cada cien pacientes» y en esta misma proporción pueden aparecer una disminución del deseo sexual y dificultad para tener una erección y para eyacular.

«La gente no lee los prospectos y si el médico no te lo advierte… Es increíble que un medicamento utilizado para algo estético tenga esos efectos»

Cristina García del Campo

ADAF, Asociación de Afectados por Fármacos

Pese a la advertencia, a la mayoría de los pacientes la sintomatología les asalta por sorpresa. «La gente no lee los prospectos y si el médico no te lo advierte… Es increíble que un medicamento utilizado para algo estético tenga esos efectos». Cristina García del Campo creó en 2018 ADAF, la Asociación de Afectados por Fármacos. Es traductora médico farmacéutica y comenzó a investigar casos de personas fallecidas que habían tomado Nolotil. «Un paciente al que conocí murió por una infección repentina, me chocó y empecé a investigar qué fármacos tenía recetados. Apareció el Nolotil, que también le habían dado a otro hombre que llevaba 39 días en la UCI. Tengo constancia de más de cien casos».

Adicción al juego y atracones

En la asociación tienen afectados por la toma de ansiolíticos –«un hombre llamó contando que desde que los tomaba le habían entrado más ganas de apostar y que sufría una adicción total al sexo»–, de fármacos anti acné –«una chica lleva más de un año de baja a cuenta de la ansiedad, el insomnio y el ojo seco que le ha provocado el fármaco para los granos»– y varios chicos jóvenes que tomaron finasterida para tratar una alopecia temprana: «Uno me contó que estaba en el sofá y, de repente, le asaltaban ideas terribles: 'me voy a tirar por la ventana', 'voy a coger un cuchillo y se lo voy a clavar a mi madre'».

A estos casos les ha dado visibilidad el pronunciamiento de la EMA, pero desde ADAF lo consideran insuficiente. «Hace falta una reevaluación de la relación beneficio-riesgo porque, aunque entendemos la importancia del cabello para la autoestima de los hombres, el impacto de efectos secundarios tan graves como estos, que pueden perdurar incluso después de suspender el tratamiento, no son aceptables en un caso estético».

«No se puede decir que la finasterida provoca ideas suicidas. Lo que sí puede es empeorar el desequilibrio emocional»

Julio Lupiani

Psicólogo

Julio Lupiani es psicólogo y atiende a varios jóvenes con disfunción sexual a causa de la finasterida. «Algunos incluso refieren pensamientos delirantes, pero hay que tener cuidado con hacer una asociación directa entre medicamentos y problemas», advierte. «No se puede decir que la finasterida provoca ideas suicidas. Lo que sí puede es empeorar el desequilibrio emocional. La finasterida potencia cosas que, probablemente, ya estaban ahí. Si tú eres una persona que rumia los problemas, es posible que la toma de este medicamento, que implica una alteración hormonal, te haga rumiar cincuenta veces más».

Disfunción sexual

No solo sucede con la finasterida, asegura. «Las personas que sufren Trastorno Obsesivo Compulsivo y reciben un diagnóstico de párkinson no es raro que desarrollen compulsiones (juego, sexo, comida…) porque la medicación para tratar esta enfermedad afecta a los receptores de dopamina (la hormona del placer) del cerebro».

El Ministerio de Sanidad lanzó precisamente hace dos meses una advertencia sobre trece medicamentos, la mayoría recetados para el párkinson y algunos para la esquizofrenia, porque «podrían aumentar el riesgo de ludopatía». Estudiaron a pacientes durante diez años y los casos de adicción al juego más numerosos se presentaron en pacientes que habían tomado aripiprazol (indicado para la esquizofrenia y el trastorno bipolar) y pramipexol (párkinson).

«Cuando tienes una enfermedad aceptas mejor los efectos secundarios»

Beatriz Vielba

Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia

Pero ellos se estaban tratando una enfermedad; los que sufren alopecia, no. Y ahí reside la diferencia, en la magnitud del impacto, a juicio de Beatriz Vielba, responsable del grupo de trabajo de salud mental de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia. «Cuando tienes una enfermedad aceptas mejor los efectos secundarios. La quimioterapia, por ejemplo es un tratamiento con síntomas terribles, pero los pacientes los asumen porque tienen cáncer, que es algo muy serio. Pero cuando el problema es estético y estás sano, no es igual. Un señor de 70 años con problemas de próstata que toma finasterida y ha experimentado una disminución eréctil no lo va a llevar tan mal como un chico de 30 sano que la toma porque no se quiere quedar calvo. En este último caso, lo importante es averiguar cuánto les preocupa la caída de pelo e intentar reducir esa preocupación recordándoles que, por suerte, la alopecia no es una enfermedad».

– ¿Saben los pacientes lo que se toman con los fármacos?

– Muchas veces, no.

– ¿Debería advertirse expresamente a los pacientes sobre estos efectos en caso de riesgos como el de la ideación suicida asociada a la finasterida?

– Dar mucha información no es mejor. De hecho, si explicas demasiado, generas mucha alarma. Conviene saber qué decir y qué no. En el caso de la finasterida, las ideas suicidas no son un efecto habitual, sino que está catalogado como 'poco frecuente'. Yo tengo varios pacientes que la toman y todos han demostrado buena tolerancia, no han tenido ningún síntoma. Entiendo la alarma que generan estas noticias y es positivo porque puede llevar a las personas con alopecia que lo están tomando a estar más atentos.

Del registro de los efectos adversos se encargan las unidades autonómicas del sistema nacional de farmacovigilancia y la alerta, en ocasiones, salta en la propia farmacia. «Los farmaceúticos somos la primera línea. Revisamos dosis, duración del tratamiento, vía de administración. Les preguntamos si lo han tomado antes, qué tal les ha ido...», explica Inmaculada Castillo Lozano, responsable de Proyectos de Colegiados del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid.

Hasta el paracetamol

Pone en valor la relación paciente-farmacéutico como primera barrera de control para adelantarse y evitar, en lo posible, estos efectos tan adversos. «Si sabemos que un paciente ha tenido problemas de alcoholismo o juego o se trata de una mujer que ha tenido bulimia y le recetan un fármaco que puede potenciar esos comportamientos compulsivos les advertimos, pero a un señor que lleva tomándolo diez años y le va bien, no le vamos a decir 'oiga, cuidado con el juego'».

Las advertencias, asegura, se hacen con los efectos graves y con otros que lo son menos. «Si una mujer está dando pecho, le avisamos si el medicamento es incompatible con la lactancia o si hay duplicidad en el caso de alguien que toma medicación crónica. De igual forma que si unas pastillas pueden provocar fotosensibilidad informamos para que la persona se proteja más del sol».

Días después de hacerse pública la alerta de la Agencia Europea de Medicamentos, entramos a una farmacia de Bilbao a preguntar por la finasterida. La marca que más se dispensa para tratar la alopecia cuesta 58,90 euros y tiene 98 comprimidos, «aunque se vende más el minoxidil», aseguran. Recibieron de inmediato la comunicación de la EMA e incluso han preparado una breve hoja informativa que resume las dos principales advertencias: la afección al equilibrio emocional y la disfunción sexual. «Si alguien viene a comprar ahora una caja de finasterida, les damos una copia».

El problema –al menos eso ha sucedido hasta ahora– es que muchos pacientes no asocian esos síntomas a la toma del medicamento. «A veces ellos no hacen la relación, pero nosotros sí. Si alguien con párkinson le comenta al farmacéutico que está aumentando de peso, que de repente le da por darse atraciones... sabemos que puede ser un efecto secundario del fármaco. Entonces, les preguntamos si ha sucedido antes, si ha estado en tratamiento, incluso se puede contactar con el médico que le ha prescrito ese medicamento que le provoca la compulsión por la comida para que decida si modifica la dosis, le receta otro distinto. En los casos más graves, se notifica al sistema de farmacovigilancia». A través de esta vía se ha tenido constancia de los 313 casos de ideación suicida asociados a finasterida en Europa y de otros 13 asociados a dutasterida, principio activo presente en los fármacos para tratar la hiperplasia benigna de próstata.

Estos casos han llegado a los medios, pero los profesionales recuerdan que todos los fármacos tienen efectos adversos. «¡Hasta el paracetamol! Si llevas tomando una dosis alta mucho tiempo puedes acabar con una patología hepática grave», señala como ejemplo la farmaceútica Inmaculada Castillo.

En esta línea, la doctora Beatriz Vielba aclara que lo que se valora siempre es la relación riesgo-beneficio. «Por ejemplo, los antidepresivos, como cualquier fármaco que afecte al sistema nervioso, pueden llegar a provocar un aumento de ideas suicidas, sí. Pero es muy poco frecuente, mientras que el beneficio es claramente superior».

Mecanismo de acción de la finasterida

  • ¿Por qué puede haber disfunción sexual? La finasterida inhibe la enzima 5-alfa reductasa, responsable de la transformación de testosterona a dihidrotestosterona. Esta última reduce la calidad y el grosor del cabello y lleva a su pérdida. Su inhibición es la razón por la que se dispensa como crecepelo. Pero la testosterona es importante de cara a la líbido y a la erección, de ahí que pueda aparecer disfunción sexual.

  • ¿Por qué puede verse alterado el ánimo? La inhibición de la enzima 5-alfa reductasa es también responsable de la transformación de la progesterona en alopregnanolona, un neuroesteroide que actúa como estabilizador emocional. Lo que puede aumentar la vulnerabilidad del estado de ánimo, explica Beatriz Vielba, del grupo de trabajo de salud mental de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia.

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