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19 horas. Plaza del Ayuntamiento de Pamplona. Cuatro víctimas del terrorismo han irrumpido este domingo en una manifestación de Sare, la plataforma que arropa a los presos de ETA. Consuelo Ordóñez es el rostro más reconocible de un grupo donde también ha estado Iñigo Pascual, hijo del ingeniero de Lemoiz Ángel Pascual asesinado por ETA, Conchi Fernández, viuda del guardia civil Aurelio Prieto tiroteado en Ibarra en noviembre de 1980 y Jose María Lobato, que resultó herido grave cuando escoltaba a una concejala del PP en San Sebastián. La Policía Nacional les ha impedido acercarse a los manifestantes y aunque ha habido tensión no se han registrado incidentes.
Las cuatro víctimas han exhibido carteles donde podía leerse «No son presos políticos. Son asesinos políticos», «La convivencia no se construye sobre impunidad», «La única excepcionalidad son vuestros privilegios por ser presos de ETA» y «Sin arrepentimiento no hay reinserción. ¿Por qué les prohibís arrepentirse?».
En la plaza del Ayuntamiento de Pamplona terminaba este domingo una protesta convocada por Sare para denunciar «las leyes y políticas de excepción» que se aplican, a su juicio, a los reclusos de la banda terrorista. 'Hasta completar el puzzle' es el nombre que recibe una iniciativa que ha recorrido los 544 kilómetros que separan una treintena de localidades donde nacieron o vivían personas que cumplen prisión por su vinculación con ETA en régimen cerrado. Es decir, sin acceso al tercer grado o flexibilizaciones del segundo para salir unas horas de prisión. Lexaka, Galdakao o Berango son algunos de los municipios donde se han realizado actos que culminan este domingo en la capital navarra para pedir la excarcelación de los presos de la banda.
«¡Os falta la última pieza! ¡Las víctimas!», ha gritado Consuelo Ordóñez. «Hemos venido a decirle a la izquierda abertzale que no son presos políticos sino asesinos presos y están en la cárcel por matar o ayudar a matar a nuestros familiares», ha denunciado. «Estoy indignadísima. Somos solo cuatro víctimas y la Policía Nacional no nos ha dejado pasar. Les habíamos avisado previamente de que iríamos. Esto no nos había pasado nunca», ha lamentado la presidenta de Covite.
No es, ni mucho menos, la primera vez que Covite realiza una 'ekintza'. Sí, es el mismo término que utilizaba ETA para sus acciones y la principal asociación vasca de víctimas del terrorismo quiere hacerse con la palabra y resignificarla. La más conocida se produjo en Alsasua en diciembre de 2016. La izquierda abertzale había convocado una protesta para respaldar a los acusados de agredir a varios guardias civiles en la localidad. Allí se presentaron, con carteles de apoyo a la Guardia Civil y de «odio fuera», Consuelo Ordóñez, Fernando Altuna, Iñigo Pascual y Conchi Fernández. Sin escolta policial, fueron increpados e insultados entre gritos de «fascistas», «terroristas» y «sinvergüenzas». Ellos se mantuvieron en silencio con sus carteles.
El precedente más cercano fue en 2021 durante un acto de Sare en el paseo donostiarra de La Concha. Allí, varias víctimas de Covite desplegaron unos gigantescos carteles donde se veían las palabras «presos políticos» tachadas y se leía en grande «asesinos presos», tanto en castellano como en euskera.
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