
El secuestro que movilizó a la sociedad contra ETA
José María Aldaia ·
Se cumplen 30 años del cautiverio del empresario guipuzcoano, que desató en las calles un movimiento por su libertad que se topó con manifestaciones del mundo de HB en contraSecciones
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José María Aldaia ·
Se cumplen 30 años del cautiverio del empresario guipuzcoano, que desató en las calles un movimiento por su libertad que se topó con manifestaciones del mundo de HB en contraAnder Balanzategi
Jueves, 8 de mayo 2025, 07:24
Se cumplen 30 años del día en el que la vida del empresario José María Aldaia Echeburua cambió para siempre. Aquel 8 de mayo de ... 1995 salió de trabajar y no llegó a su domicilio de Hondarribia. ETA lo secuestro y lo retuvo en un zulo durante casi un año, 341 largos días. Un cautiverio con el que, como él mismo dijo años después, «me quedé medio loco». Aquel atentado movilizó manifestaciones multitudinarias y recuperó el lazo azul que ya se había utilizado para exigir la liberación del ingeniero donostiarra Julio Iglesias Zamora en 1993. El secuestro de Aldaia transformó las calles en un grito por su libertad, pero a la vez los militantes pacifistas que exigían la liberación del empresario se encontraron con las contramanifestaciones de los simpatizantes de la izquierda abertzale que avalaban el recurso a la violencia.
«Al lema de 'Aldaia askatu', respondían con 'Aldaia, paga y calla», recuerda el aquellos años miembro de Gesto por la Paz, Jesús Herrero. Unas contramanifestaciones que, «cuanto más tiempo pasa, más cuesta entenderlas desde un punto de vista mínimo de dignidad humana y de consideración a la vida», lamenta. Además el pacifista, rememora que para quienes salían a la calle durante esos meses para pedir la liberación del empresario «no era agradable estar allí con ese nivel de tensión», pero apunta convencido que «al mismo tiempo se incrementaba la sensación de que era algo que había que hacer por principios».
Si algo destaca Herrero de aquellos 341 días de secuestro, es el papel de los tres hijos de Aldaia: Idoia, Oscar y Txetxu. «Para siempre quedará la imagen de ellos en primera fila de las movilizaciones para pedir continuamente la liberación de su padre», señala. Herrero también recuerda cómo en aquella década de los 90 Gesto por la Paz llevó a cabo una 'campaña contra los secuestros con los casos de Iglesias, Aldaia, Ortega Lara, Delclaux y Miguel Ángel Blanco, este último con un fatídico desenlace.
Román Sodupe
Exdiputado general de Gipuzkoa
Quien vivió aquellos meses de secuestro desde la primera línea política y después mantuvo una estrecha relación con Aldaia fue Román Sodupe, diputado general de Gipuzkoa entre 1995 y 2003. «Nos contaba que se le había quedado un silbido en el oído después de tantos meses en el zulo, que le amenazaban con la pistola...», recuerda el jeltzale ya retirado. También cuenta que Aldaia celebró una comida, tiempo después de ser liberado, en el restaurante Kruzeta (entre Elgoibar y Azkoitia), al que acudió a pedir ayuda tras quedar libre en el monte Azkarate a la una de la madrugada del 14 de abril de 1996. «Sería verano y asistí a los cafés», comenta el azkoitiarra.
El 8 de mayo de 1995 Gipuzkoa todavía se encontraba en plena campaña electoral y Sodupe recuerda cómo visitó a la familia de Aldaia junto a su rival socialista Guillermo Echenique. «Una etapa durísima», recalca, en la que «miles de personas nos movilizamos y nos convertimos en los enemigos de quienes se contramanifestaban». «Eso solo sirvió para crear odios y peleas. No tenía ningún sentido», matiza.
Los 19 trabajadores de la empresa de transportes de Aldaia, Alditrans, iniciaron un largo camino de movilizaciones. Primero decidieron realizar un paro semanal de cinco minutos. Después acordaron concentrarse los martes y jueves un cuarto de hora en torno a la Paloma de la Paz de Donostia, así como ampliar su protesta a los sábados. Y más tarde, trasladaron las concentraciones a la Plaza del Buen Pastor. Estas iniciativas obligaron al entorno radical a marchar a remolque y a responder a cada actuación a favor de Aldaia con actos paralelos. El mundo de Herri Batasuna contestó con virulencia creciente al clamor para exigir la libertad del empresario bajo el lema 'Euskal Herria askatu'.
El de Aldaia fue el segundo secuestro más largo por parte de la banda armada tras el del funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara, que permaneció en cautiverio 532 días. Había sido secuestrado el 17 de enero de 1996. La propia ETA señaló en su momento que había elegido al empresario guipuzcoano por negarse a pagar el 'impuesto revolucionario' que los terroristas exigían a los industriales vascos. Ante el juez, Aldaia tuvo que relatar cómo la noche del secuestro, mientras se dirigía a casa en su coche, un vehículo le cerró el paso y fue obligado a bajarse de él por varias personas armadas. Tras colocarle una capucha, le pusieron una inyección que le durmió hasta que se despertó en un zulo de 3,5 metros de largo, uno de ancho y dos de alto.
8 de mayo. José María Aldaia Echeburua es secuestrado cuando se dirige a su domicilio en Hondarribia.
25 de mayo. ETA asume la autoría del secuestro.
1 de junio. La plantilla de Alditrans divulga las cuentas para demostrar que no puede pagar el rescate.
2 de junio. Gestoras pro Amnistía convoca concentraciones frente a los actos de Gesto por la Paz.
21 de julio. El diario 'Egin' publica dos fotos del secuestro enviadas por ETA.
7 de septiembre. Las concentraciones de la plantilla de Alditrans y las contramanifestaciones de HB concluyen con un enfrentamiento.
7 de enero de 1996. Miles de personas exigen la liberación de Aldaia con el lazo azul en las capitales vascas.
14 de abril. Aldaia es liberado en el monte Azkarate entre Elgoibar y Azkoitia tras 341 días en manos de ETA.
«Cuatro pasos a lo largo y uno a lo ancho. La estrechez del habitáculo impide que una persona pueda extender un brazo. El techo es muy bajo. La humedad se cuela entre las paredes y el frío entra por los pies. Nada más acceder a esa minúscula estancia se tiene la sensación de estar emparedado. Falta aire. El lúgubre agujero tiene papel rasgado de sus paredes y el suelo está cubierto con sintasol». Así describen el interior del reducido espacio donde vivió Aldaia los periodistas que tras la liberación visitaron el 'agujero', ubicado en un polígono de Ventas de Irun, casualmente cerca de su domicilio en Hondarribia.
La Audiencia Nacional condenó al exdirigente de ETA José Javier Arizkuren Ruiz, 'Kantauri', y a la etarra Dolores López Resina, 'Lola', a 17 años de cárcel a cada uno por ordenar y ejecutar el secuestro. En 2004 ya había sido condenado Francisco José Ramada a 17 años por ser considerado cooperador necesario en el delito. Y su esposa, Sagrario Ioldi fue condenada a ocho años al ser considerada por el tribunal como mera colaboradora del comando, pues su labor se redujo «a estar enterada del delito y lavar en su casa parte de la ropa del secuestrado durante el cautiverio».
Aldaia falleció el 28 de diciembre de 2021 a los 80 años en su domicilio familiar de la urbanización Jaizkibel, en Hondarribia, tras una larga enfermedad. Como recuerda Sodupe, «hablaba abiertamente de lo sucedido, porque no hay que olvidar para que no se repita».
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