Crítica de 'Bienvenido a la montaña' (2024): Se buscan niños

Aunque el título en español (el original en italiano es 'Un mondo a parte', 'Un mundo aparte') parezca remitir a la más cómica y caricaturesca 'Bienvenidos al Norte', estamos en una película de otro estilo. Sí que buena parte de ella se basa en el contraste entre un personaje urbanita que aterriza en un lugar rural cuyas claves desconoce, un poco al estilo de 'Doctor en Alaska'.

Aquí es un profesor romano que, con toda la ingenuidad de su idealismo, pide un traslado temporal a una escuela de un pueblo perdido, Rupe (364 habitantes en pleno parque nacional de los Abruzos). Llegará con mocasines a un paisaje nevado y le costará entender a los locales. «La montaña es así» es la frase más repetida.

La propuesta no descubre nada nuevo ni en ese eje ni en las dos líneas argumentales que emprenden: la defensa de la pequeña escuela, que necesita niños a toda costa para que no la cierren, y la paulatina relación del profesor con la subdirectora del centro escolar. La función se sostiene con oficio, experiencia (Riccardo Milani ha dirigido cinco veces al protagonista) y el carisma de Antonio Albanese y Virginia Raffaele. También con la frescura que proporcionan los numerosos personajes secundarios encarnados por vecinos de la zona.

Si el espectador acepta su falta de pretensiones, 'Bienvenido a la montaña' puede disfrutarse como tierna, simpática, cómoda y optimista. Cine comercial digno y con cierto encanto.