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Puede parecer paradójico, pero si había unos lugares en Euskadi preparados para un apagón esos eran los hospitales de Osakidetza. En el de Cruces, de ... hecho, cada año cortan la luz una vez durante unas cinco horas para comprobar que los generadores de emergencia funcionan y el centro puede mantener la actividad sanitaria esencial. El último simulacro tuvo lugar hace un mes. Así que cuando el lunes a las 12.33 horas se produjo la caída de la tensión eléctrica, Cruces estaba listo para hacer frente a esta contingencia.
El principal hospital de Bizkaia cuenta con tres grupos electrógenos con capacidad de generar energía durante entre 36 y 48 horas para el centro sanitario. Se alimentan de gasoil y disponen de dos depósitos, uno de 75.000 y otro de 7.500 litros. La previsión es realizar una serie de mejoras y conexiones entre ambos tanques en el futuro para ampliar su autonomía hasta los cinco días, sin necesidad de nuevos aportes de diésel, según explica Jon Berasategi, jefe de Mantenimiento de Cruces.
Estos generadores permitieron durante las cerca de dos horas que se alargó el apagón en Barakaldo «mantener la actividad del 70% del centro sanitario» y garantizar la energía para todas las actividades vitales. Los quirófanos pudieron seguir operando, mientras que la electricidad llegaba a las UCI, las máquinas de diálisis, o las neveras que conservan los fármacos y la sangre. Todos los servicios sanitarios esenciales estuvieron garantizados.
Lo que sí se hizo es reducir al mínimo el consumo energético no necesario del hospital durante esas horas. De esta forma se optó por apagar las luces de parte de los pasillos o pedir a los empleados que desenchufasen aquellos ordenadores y equipos prescindibles.
Cruces cuenta con un sistema que activa de manera automática los grupos electrógenos cuando se produce una caída de la tensión. Tardan 8 segundos en alcanzar la potencia necesaria para alimentar de energía al hospital. Durante ese tiempo todos los equipos esenciales (respiradores, luces de quirófanos, incubadoras, etc...) tiran de unas baterías incorporadas para seguir funcionando.
Donde sí se notó el corte eléctrico fue en los ascensores. Los elevadores del hospital no permiten realizar un cambio automático de la fuente de energía. Hay que hacerlo de forma manual para que no se bloqueen. Es por ello que las personas que se encontraban en ellos en el momento del apagón se quedaron atrapadas. Aunque solo durante cinco minutos, hasta que fueron liberadas.
Ayer, ante la previsión de que el corte pudiera alargarse, Berasategi indica que pidieron a una compañía suministradora un camión cisterna. Llegó escoltado por la Ertzaintza. Cuando acabó de rellenar los depósitos de Cruces se desplazó a hacer lo propio con los de los generadores de San Eloy y Urduliz.
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