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Patricia Rodríguez
Lunes, 28 de abril 2025, 07:23
Dormimos «poco» y «cada vez peor». Además del madrugón, las pantallas también tienen que ver en la calidad del sueño de los más pequeños. De ... hecho, «alrededor del 60%» de los niños y adolescentes vascos van privados de sueño al cole. «Cada vez le dedican menos tiempo al sueño fruto del uso de pantallas. Por cada hora con un dispositivo, incluido el móvil, la televisión o el ordenador, se pierden 16 minutos de sueño», advierte Carlos Egea, neumólogo, responsable de la Unidad del Sueño de la OSI Araba y presidente de la Federación Española de Sociedades de Medicina del Sueño (Fesmes), que advierte del impacto de las pantallas en la higiene del sueño así como en el rendimiento intelectual y en el estado anímico.
Las consecuencias de colar un móvil entre las sábanas o derrochar horas con la consola antes de acostarse se están viendo directamente en las aulas. Egea afirma que «se está acortando el tiempo de sueño, cuando los chavales tienen que dormir más que los adultos, entre nueve y diez horas, y no llegan a eso porque se acuestan tarde y se levantan pronto. Casi todos van privados de sueño al cole y el rendimiento académico baja mucho. Si les faltan horas de sueño, todos los proceso de consolidación de la memoria no se producen». Difícil si se duermen a medianoche y ya están sentados en clase a las ocho de la mañana.
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Los expertos en sueño ya saben que ese déficit de horas en algunos jóvenes supone una merma del rendimiento académico e incluso puede acarrear problemas relacionados con la salud mental. Egea ofrece un número abundante de citas científicas. «Por cada hora de uso de pantallas baja un 7% la atención en clase y un 6% las notas», apunta. En este contexto se inició el año pasado en varios colegios de Vitoria y Valencia un estudio para analizar el sueño de adolescentes y estudiar la manera de mejorar sus notas.
«Durante un año hemos estudiado con pulseras de actividad especial cómo duermen los chavales y ahora vamos a ver si intervenimos con aquellos que duermen poco, El objetivo es reducir el número de fracasos escolares, que no pasen al siguiente nivel». Aunque aún es pronto para revelar los resultados, «nos estamos llevando muchas sorpresas de cómo impacta el uso del móvil. Este próximo curso, cuando tengamos cerrado el proyecto -que es extensible al resto de comunidades- podremos decir si hemos conseguido revertir parte de ese impacto. Luego se presentará a la comunidad educativa y política para que luego se tomen decisiones».
7% baja
la atención en clase por cada hora de uso de pantallas y un 6% las notas
15% de la población
vasca tiene insomnio crónico y el 25% ronca y tiene apneas
La ciencia va comprobando el impacto dañino de la exposición prolongada a las pantallas. Los primeros indicios de los trastornos de sueño asociados a las pantallas «vienen de artículos científicos que observan cómo el fracaso escolar está muy relacionado con el tiempo de sueño. Hemos ido tirando de la manta y el tiempo de sueño depende del uso de las pantallas», resume Egea.
También hace hincapié en los problemas que puede desencadenar el dormir poco, como un mayor riesgo de sufrir «depresión, ansiedad u obesidad (en este caso debido a los desequilibrios hormonales). Es más, si se sobrepasa el uso de 2 horas al día y 5 horas los fines de semana, la probabilidad de tener una depresión se incrementa al doble», cita Egea, que destaca la importancia de dormir las horas que corresponden para el desarrollo cerebral y emocional durante esta etapa. «Sabemos que todo lo que hacemos en la edad infantil y adolescente deja una huella y en unos años probablemente veremos toda esa impronta en niños y adolescentes cuando se incorporen al mundo laboral». No obstante, huye de «mensajes apocalípticos». Es más un mensaje de advertencia «porque nos estamos dando cuenta que el abuso de pantallas tiene unos perjuicios que hasta ahora no pensábamos que existían. Y no solo en niños, también en la etapa infantil».
Paradójicamente, las consultas en la Unidad del Sueño que dirige no han aumentado. «Es más, no vienen porque no se sienten enfermos, los padres no detectan que su hijo está enfermo. Alguien que, durante un curso, duerme dos horas menos y baja su rendimiento no va al médico, va a hablar con su profesor o profesora para preguntar a ver qué pasa con las notas. Por eso los sanitarios, junto con el sector educativo, estamos entrando para explicar, primero a los chavales, que tiene que haber un momento sin pantallas que fomente el ejercicio. De hecho hay muchos colegios ya que están prohibiendo el uso de móviles». En Euskadi, el Gobierno Vasco se mantiene en su postura de no prohibir estos aparatos en el ámbito educativo, a pesar de las 20.000 firmas que presentó en diciembre la plataforma Altxa Burua en el Parlamento, pidiendo un decreto para regular su utilización.
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