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Los médicos pediatras y las enfermeras de la misma especialidad han dicho basta. Más de 26.500 profesionales, representados por sus seis principales sociedades científicas, ... han hecho público hoy un manifiesto en el que denuncian que un tercio de los niños y adolescentes españoles no recibe la asistencia sanitaria adecuada cuando acude a su centro de salud.
La ley les da derecho a ser atendidos por un médico y una enfermera expertos en las dolencias y problemas de su edad, por pediatras, pero el 32% de estas consultas, 1.831 sobre 5.790, o las cubre un médico general o no tienen profesional asignado por no haberse cubierto la baja. Esto, indican, no solo es un incumplimiento sino también un perjuicio para los menores, pues hasta un millar de estudios científicos recientes demuestran que los chicos atendidos por especialistas pediátricos tienen mejor salud presente y futura que el resto de su generación.
El manifiesto exige a las consejerías de Sanidad que pongan los medios para corregir esta anomalía cuanto antes, porque a día de hoy ninguna autonomía garantiza pediatra de primaria a todos sus niños, aunque el desfase se dispara a cifras escandalosas en las comunidades de la mitad centro y sur de península y de los dos archipiélagos.
La carencia de enfermeras pediátricas en los centros de salud es muy alta, según aseguran las portavoces de sus tres principales sociedades profesionales, pero la de pediatras no solo es muy elevada si no que está perfectamente documentada. El 32% de consultas infantiles de primaria no las atiende un pediatra, lo que significa que 1,9 millones de menores españoles no tienen atención médica especializada si no acuden a un hospital. Se trata de un fenómeno que lejos de remitir va a más, pues esta carencia ha crecido un 23% en los últimos ocho años, con unos 360.000 chicos más sin especialista de cabecera desde 2018.
Hasta en las consejerías de Sanidad que más cuidan la presencia de pediatras en atención primaria, como Cantabria, Aragón, Asturias, La Rioja o el País Vasco, hay carencias, con medias de falta de especialistas en entre el 10% y el 15% de sus consultas (Cantabria solo en el 2,5%). En otros territorios, sobre todo en las áreas rurales, pero también en urbanas como Madrid, las cifras se desbocan. Los niños andaluces y baleares no tienen pediatra en el 42% de los centros y consultorios, los castellano-manchegos, en el 57%, y los canarios y murcianos en más del 37%.
El segundo déficit generado por esta carencia es que muchas consultas pediátricas están saturadas, con cupos superiores a los mil niños que los expertos fijan como tope máximo. En comunidades como Madrid, Cataluña o Balares esta saturación alcanza al 50% de los profesionales.
Los autores del manifiesto se han molestado en recopilar un millar de artículos científicos que apuntan que la falta de un medico y un enfermera pediátrica en el consultorio perjudica la salud de los menores afectados. Esta documentación demuestra que los especialistas hacen una prescripción más ajustada de medicamentos, sobre todo en antibióticos y psiquiátricos; que las tasas de vacunación e inmunización de sus pacientes son mucho más altas; que practican más el diagnóstico precoz (test metabólicos, pruebas de desarrollo neurológico, detección de alteraciones del lenguaje, la agudeza visual o el desarrollo); que el seguimiento y los cuidados de los pacientes con dolencias crónicas es de mayor calidad; que resuelven más problemas de salud en las propias consultas, ahorrando visitas a los hospitales; y que el trabajo de las enfermeras pediátricas mejora la adherencia a los tratamientos, disminuye los efectos adversos, aumenta la prevención y destaca por la adquisición de hábitos saludables en ámbitos como la alimentación, el ejercicio o la higiene.
Los especialistas pediátricos añaden que, además, su presencia en las consultas es demandada por la mayor parte de las familias y que asegura la igualdad de oportunidades de todos los menores, ricos o pobres, que no tienen que acudir a la sanidad privada para asegurarse una atención especializada extrahospitalaria.
Por todo ello, el manifiesto concluye que «la pediatría de atención primaria debe ser una prioridad inaplazable para los responsables del Sistema Nacional de Salud y un derecho para todos los niños y adolescentes». Por ese motivo, añaden, «exigimos a las administraciones que garanticen el acceso equitativo y universal a la atención pediátrica en los centros de salud».
Estos profesionales, entre otras medidas para corregir la situación, proponen que se fomente que los MIR hagan más tiempo de residencia en los centros de salud, como medio para captar futuros pediatras, que se ofrezca a los pediatras de primaria mejores condiciones laborales, sobre todo de horario y conciliación, y que se reduzcan los cupos para que no huyan de la saturación.
Las enfermeras pediátricas piden que se motive a las candidatas a trabajar en los consultorios con una mejora salarial y con mayor estabilidad profesional y que se oferten más plazas EIR (su equivalente al MIR) de su especialidad, pues son unas de las primaras en agotarse entre las primeras clasificada en la prueba, lo que demuestra que hay demanda abundante entre los graduados.
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